Uno de los tebeos que leíamos cuando éramos niños era
Hazañas bélicas. Eran historias en formato apaisado de la II Guerra
Mundial y las había en dos versiones: aliados contra alemanes en el continente
y estadounidenses contra japoneses en el Pacífico. Con esas historietas
aprendimos a distinguir a los soldados por el casco que llevaban, además de
saber lo que es un bazooka, un panzer, la Luftwaffe... y el sargento Gorila.
Hazañas bélicas era un producto netamente nacional. Su autor era un
catalán que firmaba como Boixcar. El paso del tiempo llevó a que desapareciesen
de los kioscos, pero permanecían en nuestra memoria.
Ahora acaba de salir a la luz un empeño editorial por
retomar aquellos tebeos. Se trata de las Nuevas hazañas bélicas. La
propuesta es fuerte. También consta de dos versiones: una, la serie roja, y
otra, la serie azul. En ambos casos se trata también de historias que
transcurren en la II Guerra Mundial, pero en esta ocasión protagonizadas por
españoles. La serie roja la protagoniza un superviviente de la revolución de
Asturias y de nuestra guerra civil que huye a Francia y se alista en el maquis
para asesinar a Franco y a Hitler en Hendaya. La serie azul gira en torno a una
monja que se hace pasar por muchacho y se va con la División Azul a luchar
contra los bolcheviques. En ambos casos, el móvil de estos personajes es más
personal que político. Ambos desean vengarse de sus respectivos enemigos por
razones que no desvelaré aquí.
Cada uno de los dos relatos: "Dos águilas de un
tiro" (serie roja) y "Unidos en la división" (serie azul) lleva
en su interior un tebeo apaisado igual que los de las míticas Hazañas
bélicas en los que se narran las circunstancias del pasado que provocan en
los héroes su ansia de venganza. Son el complemento perfecto para un buen
producto.
Los guiones y la concepción de las historias son de Hernán
Migoya. Las ilustraciones se alternan entre diferentes dibujantes. Es notable
la modernización gráfica que acompaña a estos tebeos. Los resultados difieren
en un caso y otro, pero es innegable su calidad.
El proyecto huye del maniqueísmo. No son unos los buenos y
otros los malos, sino que cada historia tiene su descarnada narración de unos
hechos tremendos, donde los personajes se muestran, más que como caricaturas,
como seres de carne y hueso. Y es que a mi juicio el humanismo acompaña a la
pasión narrativa de estas Nuevas hazañas bélicas que huyen del debate
ideológico. Aquello fue una carnicería de seres cegados por un odio atávico que
se apoderó de sus conciencias. Lo que ahora comentamos, en cambio, es lo que
parece un ejercicio de recuperación tebeística. Eso sí, sumamente entretenido.
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