Sin embargo, las representaciones de Crumb no se avienen del
todo a ser entendidas como meras fantasías masturbatorias de un perverso
polimorfo entrado en años. Es decir, la imaginación de Crumb no se reduce o
limita a conjurar los caprichos de su libido. Su contenido va más allá, en
cuanto tiene también un alcance político que si fue calificado en su momento
como contracultural, hoy puede ser descrito sin ambages como antisistema.
Me refiero por ejemplo a las historietas de Crumb recogidas
en el álbum Conoce a tu enemigo.
Aquí el objeto de la representación de Crumb no es marcadamente
sexual, aunque sí tiene que ver con estereotipos. Pero son de otra índole.
Concretamente son estereotipos ideológicos, políticos y económicos que, en
tanto que interiorizados y asumidos, actúan desde el inconsciente de los
ciudadanos y cimentan su encastillamiento y manipulación como sujetos
alienados.
Y de nuevo, la sobreexposición como recurso desactivador de
lo reprimido.
Las expectativas de Crumb parecen apuntar a las escenas
primordiales, no tanto para recuperarlas -lo que resulta imposible- cuanto al
menos para proyectarlas en el espacio de la representación, antes de que se
vuelvan escenas anuladas o definitivamente perdidas. Así, no es simplemente
añoranza lo que transmite Crumb en su Una breve historia de América:
No debemos olvidar, con todo, que estamos hablando de Robert
Crumb, esto es, de un historietista formado en la ironía, el disparate y el
sentido del humor de los comic-strips clásicos (el tebeo tradicional, que diríamos
aquí) y que aún ha sido capaz de proyectar esa retina sarcástica sobre aspectos
importantes de nuestro presente.
Y es este profundo sentido de la historieta concebida ante
todo como entretenimiento muy cercano a la mirada infantil lo que está detrás
de estas palabras de Crumb en las que se disculpa a la vez que se autoparodia
al finalizar ese disparate gráfico que es R. Crumb contra la Hermandad (1973):
"¡Es sólo una broma, chicas! ¡En realidad estoy de
vuestra parte! ¡¡De verdad!! Esto solo ha sido una fantasía infantil de una
mente enferma e inmadura... ¡Pero, pensadlo, sólo es una historieta!"