Salud y tebeos

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jueves, 4 de abril de 2013

Sólo para gigantes

La distancia que media entre el cine sonoro y el cine mudo es distinta de la relación que hay entre los cómics y el lenguaje verbal. En la historia del cine, la irrupción del sonoro arrinconó por completo las películas mudas, en sentido masivo. Pero el arte secuencial sigue otra historia. El lenguaje verbal es transversal al lenguaje icónico, no es inherente a él. El resultado es que coexisten con naturalidad historias dibujadas sin palabras con otras que pueden llegar a tener apenas, justo, bastante y hasta un exceso de texto.

Por otra parte, la creciente proliferación de novelas gráficas, biográficas, autobiográficas, periodísticas, de viajes, incluso de algo parecido a la autoayuda, es proporcional a una especie de tolerancia en cuanto a cuáles deban ser los requisitos precisos que debe cumplir un libro con dibujos y texto para ser ofrecido y valorado como una novela gráfica. Lo mismo que hay una considerable tolerancia en orden a cuál haya de ser la justa medida del texto. Si la cosa funciona...

Si bien no solo de novelas gráficas vive el cómic, desde luego, Solo para gigantes es una de ellas. 




05.04.2013

Nunca salimos de las tautologías, pero es que no hay manera. Una novela es una novela en la medida en que relata algo de un modo tal que lo novela, le infunde al relato un espíritu novelesco. Y esto acaba pareciendo aquello de Molière con los doctores de su época que dictaminaban que el opio duerme al paciente porque esa droga tiene la virtud dormitiva. Aquí estaría pasando algo parecido. Una novela, nos dicen, lo es porque tiene, como mínimo, la pretensión de serlo. Una novela, ya saben. Una narración.

Sólo para gigantes nació como una novela de Gabi Martínez (n. 1971). Luego el mismo autor la traspuso a cómic con la colaboración del ilustrador Tyto Alba (n. 1975). Y este es el mayor lastre de esta novela gráfica, en mi opinión. La calidad de las acuarelas y las tiras de Alba parecen ir por un sitio y el texto de Martínez por otro. No nacieron juntos. Así, más que una novela gráfica, Sólo para gigantes se me antoja una novela ilustrada.


Lo que ocurre es que Sólo para gigantes tiene una historia para contar. La historia de Jordi Magraner. Creo que lo mejor es que copie un párrafo de la contraportada del libro:

El 2 de agosto de 2002,  Jordi Magraner, zoólogo valenciano cuya juventud transcurrió en la localidad francesa de Valence, amaneció degollado en su casa del valle de Bumburet (Pakistán). Jordi había llegado al Hindu Kush paquistaní quince años atrás en busca de nuevas especies animales, aunque su principal objetivo en la misión era el de encontrar al yeti.

El misterio de la muerte de Magraner sigue sin estar resuelto. Gabi Martínez decidió sumergirse en el caso y ahí está Sólo para gigantes.

Hasta el gentilicio de Jordi Magraner suena extraño: "... valenciano cuya juventud transcurrió en la localidad francesa de Valence". Y más raro aún es que en una viñeta de su habitación en el Hindu Kush esté a modo de cabezal de su catre la bandera cuatribarrada con franja azul.

Shamsur es como un hermano pequeño que adoptó Jordi allí, entre Pakistán y Afganistán. En el tebeo, en una viñeta Shamsur pregunta:

¿Tú de dónde eres?

A lo que Jordi va contestando:

Soy de una ciudad que se llama Valencia. Así que soy valenciano. Luego, catalán. Y luego, español... Está bien tener en quién creer... Yo pienso en los romanos. Ellos construyeron una sociedad sólida porque confiaron en los mejor dotados. Nada de amiguismos... Se necesita una élite que gobierne. Pero una élite de verdad.


La historia de Sólo para gigantes es la historia de Jordi Magraner. Una historia acaso más fantásticamente verdadera que verdaderamente fantástica. 

Este post ya se ha alargado lo suficiente. Dejaremos para otro el interés de Jordi Magraner por la criptozoología y los críptidos.

06.04.2013

La criptozoología es el estudio de los críptidos. Siempre ha existido interés por describir seres imaginarios, fuesen animales, humanoides, entes fantásticos del reino vegetal o hasta sin reino determinado. Ahí están los Bestiarios que desde la Antigüedad se suceden en el mundo de los libros que contienen descripciones minuciosas de animales y otros seres fabulosos.

Lo que añade la criptozoología a este acervo de la literatura fantástica es su pretensión de ser tenida en cuenta en cuanto ciencia. Se considera padre de la criptozoología a Bernard Heuvelmans (1916-2001), un zoólogo francobelga cuyo libro de 1955: Sur la Piste des Bêtes Ignorées, traducido en 1958 como On the Track of Unknown Animals, presentaba una serie de animales descubiertos en el siglo XX. Más influyente aun sería el trabajo que Heuvelmans firmó con el ruso Boris Porshnev bajo el título: L'homme de Néanderthal est toujours vivant.

Críptidos serían ciertos animales extintos o supuestamente extinguidos, mas también animales no clasificados o no presentes en las taxonomías zoológicas actuales. El monstruo del lago Ness, el hombre de Neanderthal, el yeti, Big Foot, el chupacabras...

Jordi Magraner mantuvo correspondencia con Heuvelmans acerca de su interés por Barmanu, también conocido como el yeti. Y el hecho es que Heuvelmans lo animó a seguir en su busca.

Así pues, la historia de Magraner es la historia de su obsesión por el yeti.

No obstante, el yeti, la obsesión de Magraner, cumple en Sólo para gigantes el papel de un auténtico Macguffin en el sentido en que Hitchcock lo describió en su larga conversación con Truffaut.

Lo que vemos y leemos en esta obra es una especie de encuesta acerca de una investigación. A través de ella nos sumergimos en el mundo de los kalash y los pashtunes y llegamos incluso a vislumbrar el entorno de Al Kaeda.

Vemos también a través de testimonios de personas del entorno de Magraner el carácter de un tipo difícil.

Vemos que hay un mundo de aventureros que encuentran en ONGs y otras instituciones filantrópicas acomodo.

Y accedemos también a una historia cuyo final recuerda un poco al de Dian Fossey, la naturalista de Gorilas en la niebla.

Solo que de los gorilas no cabe la menor duda de que existen.

06.04.2013

Pero aún hay más sugerencias en el guion de Sólo para gigantes.

Heuvelmans asesoró a Hergé para la realización por este de Tintin en el Tíbet (1960).



Tras una pequeña explicación de lo que significan las voces freak y friki en una página de Sólo para gigantes, Gabi Martínez escribe:

Bernard Heuvelmans, padre de la criptozoología, es un friki de manual. Heuvelmans tuvo un buen amigo historietista que en 1958 atravesaba una grave crisis personal, Georges Prosper Remi, conocido como Hergé. Un día, ambos se citaron, no para hablar de problemas, sino del yeti, porque Hergé quería desarrollar una nueva aventura de su personaje de cómic Tintin. (…) Al terminar la obra, el autor piensa: Ésta es mi mejor aventura. Mi favorita. (…)

Al hablar de Jordi Magraner y de su aventura, bastante gente emplea la palabra friki, aunque también hay los que lo emparentan con Tintín.

De Tintin se ha comentado con fercuencia, de manera peyorativa, que era un friki y homosexual. Sobre esto se puede debatir. De lo que no cabe duda es de que Tintin es uno de nuestros gigantes.

Con lo cual, abiertamente, Martínez nos propone una lectura del cómic Sólo para gigantes que remite directamente a un cómic del influyente Tintín. Y es que como vamos diciendo en todo este hilo, las autorreferencias y metarreferencias son una marca de fábrica del historietismo actual.

El cómic se persigue a sí mismo y se alimenta de él. Más o menos como ocurre en todas las artes.


Queda abierta la equiparación de Jordi Magraner con Tintin cuando el libro de Martínez y Alba termina con el relato de la instalación de una lápida en la tumba del valenciano, allá en el valle de Bumburet. Una lápida acogida y respetada en el bosque donde moran los ancestros de los kalash con un nombre inscrito en ella. Un nombre. Esa corona sólo para gigantes.

Queda el hecho, también, de que los frikis bordean el mundo de las historietas. Y lo alimentan.

08.04.2013

Pero bueno, al margen de la obviedad de que la metafísica es una buena aliada de las bellas artes y no solo de las narrativas, también de las figurativas, el caso es que Sólo para gigantes encierra una historia que da de sí.


Fue novela, ahora es cómic y Agustí Villaronga declara: "Si algo quisiera llevar al cine es esta maravillosa historia".

Por otro lado, John Carlin se refiere a Jordi Magraner como un personaje fascinante, "una especie de Lawrence de Arabia lleno de claroscuros".

Así pues, la leyenda está servida.