La distancia que media entre el cine sonoro y el cine mudo
es distinta de la relación que hay entre los cómics y el lenguaje verbal. En la
historia del cine, la irrupción del sonoro arrinconó por completo las películas
mudas, en sentido masivo. Pero el arte secuencial sigue otra historia. El lenguaje verbal es
transversal al lenguaje icónico, no es inherente a él. El resultado es que
coexisten con naturalidad historias dibujadas sin palabras con otras que pueden
llegar a tener apenas, justo, bastante y hasta un exceso de texto.
Por otra parte, la creciente proliferación de novelas
gráficas, biográficas, autobiográficas, periodísticas, de viajes, incluso de
algo parecido a la autoayuda, es proporcional a una especie de tolerancia en
cuanto a cuáles deban ser los requisitos precisos que debe cumplir un libro con
dibujos y texto para ser ofrecido y valorado como una novela gráfica. Lo mismo
que hay una considerable tolerancia en orden a cuál haya de ser la justa medida
del texto. Si la cosa funciona...
Si bien no solo de novelas gráficas vive el cómic, desde
luego, Solo para gigantes es una de ellas.
05.04.2013
Nunca salimos de las tautologías, pero es que no hay manera.
Una novela es una novela en la medida en que relata algo de un modo tal que lo
novela, le infunde al relato un espíritu novelesco. Y esto acaba pareciendo aquello de Molière
con los doctores de su época que dictaminaban que el opio duerme al paciente
porque esa droga tiene la virtud dormitiva. Aquí estaría pasando algo parecido.
Una novela, nos dicen, lo es porque tiene, como mínimo, la pretensión de serlo.
Una novela, ya saben. Una narración.
Sólo para gigantes nació como una novela de Gabi
Martínez (n. 1971). Luego el mismo autor la traspuso a cómic con la
colaboración del ilustrador Tyto Alba (n. 1975). Y este es el mayor lastre de
esta novela gráfica, en mi opinión. La calidad de las acuarelas y las tiras de
Alba parecen ir por un sitio y el texto de Martínez por otro. No nacieron
juntos. Así, más que una novela gráfica, Sólo para gigantes se me antoja
una novela ilustrada.
Lo que ocurre es que Sólo para gigantes tiene una
historia para contar. La historia de Jordi Magraner. Creo que lo mejor es que
copie un párrafo de la contraportada del libro:
El 2 de agosto de 2002, Jordi Magraner, zoólogo valenciano cuya
juventud transcurrió en la localidad francesa de Valence, amaneció degollado en
su casa del valle de Bumburet (Pakistán). Jordi había llegado al Hindu Kush
paquistaní quince años atrás en busca de nuevas especies animales, aunque su
principal objetivo en la misión era el de encontrar al yeti.
El misterio de la muerte de Magraner sigue sin estar resuelto.
Gabi Martínez decidió sumergirse en el caso y ahí está Sólo para
gigantes.
Hasta el gentilicio de Jordi Magraner suena extraño:
"... valenciano cuya juventud transcurrió en la localidad francesa de
Valence". Y más raro aún es que en una viñeta de su habitación en el Hindu
Kush esté a modo de cabezal de su catre la bandera cuatribarrada con franja
azul.
Shamsur es como un hermano pequeño que adoptó Jordi allí,
entre Pakistán y Afganistán. En el tebeo, en una viñeta Shamsur pregunta:
¿Tú de dónde eres?
A lo que Jordi va contestando:
Soy de una ciudad que se llama Valencia. Así que soy
valenciano. Luego, catalán. Y luego, español... Está bien tener en quién
creer... Yo pienso en los romanos. Ellos construyeron una sociedad sólida
porque confiaron en los mejor dotados. Nada de amiguismos... Se necesita una
élite que gobierne. Pero una élite de verdad.
La historia de Sólo para gigantes es la historia de
Jordi Magraner. Una historia acaso más fantásticamente verdadera que
verdaderamente fantástica.
Este post ya se ha alargado lo suficiente. Dejaremos para
otro el interés de Jordi Magraner por la criptozoología y los críptidos.
06.04.2013
La criptozoología es el estudio de los críptidos. Siempre ha
existido interés por describir seres imaginarios, fuesen animales, humanoides,
entes fantásticos del reino vegetal o hasta sin reino determinado. Ahí están
los Bestiarios que desde la Antigüedad se suceden en el mundo de los libros que
contienen descripciones minuciosas de animales y otros seres fabulosos.
Lo que añade la criptozoología a este acervo de la
literatura fantástica es su pretensión de ser tenida en cuenta en cuanto
ciencia. Se considera padre de la criptozoología a Bernard Heuvelmans
(1916-2001), un zoólogo francobelga cuyo libro de 1955: Sur la Piste des
Bêtes Ignorées, traducido en 1958 como On the Track of Unknown
Animals, presentaba una serie de animales descubiertos en el siglo XX. Más
influyente aun sería el trabajo que Heuvelmans firmó con el ruso Boris Porshnev
bajo el título: L'homme de Néanderthal est toujours vivant.
Críptidos serían ciertos animales extintos o supuestamente
extinguidos, mas también animales no clasificados o no presentes en las
taxonomías zoológicas actuales. El monstruo del lago Ness, el hombre de
Neanderthal, el yeti, Big Foot, el chupacabras...
Jordi Magraner mantuvo correspondencia con Heuvelmans acerca
de su interés por Barmanu, también conocido como el yeti. Y el hecho es que
Heuvelmans lo animó a seguir en su busca.
Así pues, la historia de Magraner es la historia de su obsesión
por el yeti.
No obstante, el yeti, la obsesión de Magraner, cumple en
Sólo para gigantes el papel de un auténtico Macguffin en el sentido en
que Hitchcock lo describió en su larga conversación con Truffaut.
Lo que vemos y leemos en esta obra es una especie de
encuesta acerca de una investigación. A través de ella nos sumergimos en el
mundo de los kalash y los pashtunes y llegamos incluso a vislumbrar el entorno
de Al Kaeda.
Vemos también a través de testimonios de personas del
entorno de Magraner el carácter de un tipo difícil.
Vemos que hay un mundo de aventureros que encuentran en ONGs
y otras instituciones filantrópicas acomodo.
Y accedemos también a una historia cuyo final recuerda un
poco al de Dian Fossey, la naturalista de Gorilas en la niebla.
Solo que de los gorilas no cabe la menor duda de que existen.
06.04.2013
Pero aún hay más sugerencias en el guion de Sólo para
gigantes.
Heuvelmans asesoró a Hergé para la realización por este de
Tintin en el Tíbet (1960).
Tras una pequeña explicación de lo que significan las voces
freak y friki en una página de Sólo para gigantes, Gabi
Martínez escribe:
Bernard Heuvelmans, padre de la criptozoología, es un
friki de manual. Heuvelmans tuvo un buen amigo historietista que en 1958
atravesaba una grave crisis personal, Georges Prosper Remi, conocido como
Hergé. Un día, ambos se citaron, no para hablar de problemas, sino del yeti,
porque Hergé quería desarrollar una nueva aventura de su personaje de cómic
Tintin. (…) Al terminar la obra, el autor piensa: Ésta es mi mejor aventura. Mi
favorita. (…)
Al hablar de Jordi Magraner y de su aventura, bastante gente
emplea la palabra friki, aunque también hay los que lo emparentan con Tintín.
De Tintin se ha comentado con fercuencia, de manera
peyorativa, que era un friki y homosexual. Sobre esto se puede debatir. De lo
que no cabe duda es de que Tintin es uno de nuestros gigantes.
Con lo cual, abiertamente, Martínez nos propone una lectura
del cómic Sólo para gigantes que remite directamente a un cómic del
influyente Tintín. Y es que como vamos diciendo en todo este hilo, las
autorreferencias y metarreferencias son una marca de fábrica del historietismo
actual.
El cómic se persigue a sí mismo y se alimenta de él. Más o
menos como ocurre en todas las artes.
Queda abierta la equiparación de Jordi Magraner con Tintin
cuando el libro de Martínez y Alba termina con el relato de la instalación de
una lápida en la tumba del valenciano, allá en el valle de Bumburet. Una lápida
acogida y respetada en el bosque donde moran los ancestros de los kalash con un
nombre inscrito en ella. Un nombre. Esa corona sólo para gigantes.
Queda el hecho, también, de que los frikis bordean el mundo
de las historietas. Y lo alimentan.
08.04.2013
Pero bueno, al margen de la obviedad de que la metafísica es
una buena aliada de las bellas artes y no solo de las narrativas, también de
las figurativas, el caso es que Sólo para gigantes encierra una historia
que da de sí.
Fue novela, ahora es cómic y Agustí Villaronga declara:
"Si algo quisiera llevar al cine es esta maravillosa historia".
Por otro lado, John Carlin se refiere a Jordi Magraner como
un personaje fascinante, "una especie de Lawrence de Arabia lleno de
claroscuros".
Así pues, la leyenda está servida.
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