Salud y tebeos

Salud y tebeos
Mantened los ojos bien abiertos.
(Winsor McCay)

miércoles, 29 de diciembre de 2021

Los viajes de Javier de Isusi

En el número recién salido (T3-18) de la revista Tebeosfera le dedico un comentario a Javier de Isusi con motivo de la edición integral de su novela gráfica Los viajes de Juan Sin Tierra. El texto lo titulo "Destierros y ballenas en Javier de Isusi" [ver aquí]. El hecho ha coincidido con la aparición de otra novedad de Isusi, un cómic poéticamente titulado El mar recordará nuestros nombres que, bajo la apariencia de un relato histórico, acerca al lector al territorio de lo extraordinario. 


Esta nueva obra de Isusi se inscribe en el empeño actual de recuperación de la historia por medio del cómic ... mostrando entre viñetas el papel desempeñado por los silenciados en esa historia olvidada. El mar recordará nuestros nombres conecta además con la actualidad por la vía del asunto narrado: la expedición española de expansión de la vacuna antivariólica por tierras de ultramar a comienzos del siglo XIX. Es, junto a la de la recuperación de la historia, la actualidad de las vacunas, pero también la actualidad del viaje y del exilio. 

Hay una curiosa sintonía que unifica el conjunto de historietas de Javier de Isusi. 


domingo, 19 de diciembre de 2021

Lumbre y cenizas de los Ideales


Ideales fue una marca de cigarrillos, conocidos como "caldo de gallina", muy popular en la España de la última postguerra. Igualmente populares fueron los Celtas, versión española de los franceses Gauloises, aunque fueron varias décadas anteriores los cigarrillos galos. La realidad social de un buen tramo del siglo XX, y la traslación de sus signos al imaginario de nuestro presente, se encuentran abastecidas por estas populares marcas de tabaco (lo mismo que nuestros Ducados, o que los Gitanes franceses), correspondientes a una época en la que fumar era un acto cuyas connotaciones divergían de las que tiene ahora. Cada una de estas marcas ofrecía diferentes versiones de su producto: largos, cortos, con filtro, sin filtro, etc. Una de estas versiones fue la "Disque Bleu" de Gauloises. Y es precisamente este título, Disque Bleu, el que han elegido Felipe Hernández Cava y Miguel Navia para su  nuevo álbum de historietas. 


Disque Bleu es un agregado de cinco relatos que singularizan, mediante el dibujo y la trama, retazos peculiares de un conjunto denominado 'siglo XX'. El guionista Hernández Cava es en realidad un experto en la materia. Nadie como él le da voz en el cómic al devenir de la historia política del siglo pasado, una historia y una voz que repercuten (resuenan) en el siglo XXI. La vertiente de la historia que Cava elige en sus guiones es la protagonizada, más que por los personajes, por las ideologías a que estos obedecen. Pero esto es meramente en el plano de las historias que este autor nos cuenta. En el plano del discurso, lo que Hernández Cava propone es justamente lo contrario, la disolución de las ideologías, al menos las totalitarias del siglo pasado. En este sentido, Cava sigue a Marx en cuanto entiende que las ideologías son deformaciones, o visiones deformadas, de la realidad social. No obstante, la posición de Cava se encuentra a su vez también posicionada. No podremos, quizá, salir del marco ideológico, pero no todos los marcos encuadran realidades equipolentes. Hernández Cava ha encontrado una vía excepcional, la del cómic, para exponer sus cuitas ideológicas. Y ha tenido además la fortuna de encontrar a muy buenos (y buenas) dibujantes en su recorrido. En esta ocasión, en Disque Bleu, lo hace con Miguel Navia, con quien ya presentó en 2020 el álbum Estampas 1936.  

El encuadre histórico, como decimos, es una característica de todos los guiones de Cava. Con el excelente dibujo de Miguel Navia presentó en Estampas 1936 el Madrid asaltado de la Guerra Civil. Este mismo marco sirve ahora a los autores para presentar el desarrollo de "Madrid resuena", una prodigiosa historieta protagonizada por un ciego (Tiresias) y un niño (Pío) en un Madrid bombardeado, donde no se sabe muy bien quién ejerce de lazarillo cuando de lo que se trata es nada menos que de sobrevivir otro día. En otra historieta de Disque Bleu, titulada "Chuco Suave", los autores reviven los denominados Zoot suit riots, unos disturbios callejeros en contra de los Pachucos que tuvieron lugar en Los Ángeles en el verano de 1943. Aquí la perspectiva es la de uno de los pachucos alimentado por su orgullo y su dignidad. "Lover Man" transcurre en un ambiente urbano neoyorquino en que la noche, el alcohol, la policía, las drogas y el jazz coexisten bajo la voz de un agente de la brigada antinarcóticos y la mirada protagonista de otro. En las dos historietas restantes, "Disque Bleu" y "Tovarich filósofo", es donde Cava expone claramente su antibolchevismo, presente y constante en el escritor madrileño desde Las serpientes ciegas. La primera de estas dos, que da título al álbum Disque bleu, refiere la muerte de Albert Camus en 1960, estrellado contra el parabrisas del coche pilotado por Michel Gallimard (a bordo del cual, en los asientos traseros, iban también la esposa y la hija de Gallimard, más el perro de la familia), en un absurdo accidente no del todo esclarecido y que se presta a divagar sobre el alcance de la mano del Moscú de la época. En "Tovarich filósofo", en fin ―historieta realizada ex profeso para el álbum Disque Bleu, pues tres de las cinco que lo componen fueron publicadas en 2017, 2019 y 2020, y la otra fue realizada con motivo de una ayuda a la creación en 2020-2021―, Cava y Navia recrean e imaginan simbólicamente la visita que Bertrand Russell realizó a Rusia en 1920, así como el desencanto expresado por el filósofo galés en su libro Teoría y práctica del bolchevismo


Nuevos ideales vendrán, con sus lumbres y sus cenizas. Hernández Cava podría testimoniarlos mediante los magníficos dibujantes con quienes colabora. 


sábado, 4 de diciembre de 2021

Carvalho: novela y cómic

Han querido los duendes del calendario que la publicación de Doña Concha, el tebeo de Carla Berrocal que comenté aquí el otro día, coincida con la aparición de Los mares del sur, la adaptación a cómic de la novela de Manuel Vázquez Montalbán realizada por Hernán Migoya y dibujada por Bartolomé Seguí. Muchos pesos pesados se agrupan aquí. El hilo para nada secreto que une estos dos tebeos es la figura de Vázquez Montalbán, quien reivindicó a Concha Piquer desde la segunda novela protagonizada por el detective Pepe Carvalho: Tatuaje, publicada en 1974 (la primera, de 1972, lleva por título Yo maté a Kennedy). No es posible exagerar lo que significó la canción "Tatuaje" interpretada por Concha Piquer en la España de los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado, y buena parte de los sesenta. Migoya y Seguí, por su parte, iniciaron su adaptación de la serie de novelas protagonizadas por Carvalho precisamente con Tatuaje (2017); siguieron con La soledad del manager (2019) y ahora leemos su versión en tebeo de Los mares del sur (2021). 


Manuel Vázquez Montalbán (1939-2003) cultivó desde la poesía hasta el ensayo sociopolítico, pasando por el periodismo y, significativamente, la novela, en la que sobresalió su serie sobre el detective Carvalho. El escritor barcelonés se describió a sí mismo como un mestizo cultural, por ejemplo en el Prólogo a la segunda edición (1984) de su libro Coplas a la muerte de mi tía Daniela
«Toda mi poesía [toda la obra de este autor, añado yo] es inexplicable si no se tiene en cuenta el mestizaje cultural que asumo, en el doble plano de la cultura pop (es decir popular de masas) y la cultura académica convencional que aprendí en los libros apellidados y en la Universidad. En el otro plano, me reconozco mestizo de proletario años cuarenta y pequeño burgués consumista años setenta, de inmigrante y aduanero... »
Esta condición de mestizaje cultural, tal y como aquí se la autoaplica el autor, la proyectó claramente Vázquez Montalbán en su personaje Pepe Carvalho, incluida su afición por la gastronomía o, mejor dicho, por el buen comer y beber. Pero es la condición que describe también lo que podríamos denominar la sociología del desarrollismo tardofranquista y de la Transición... (y es la misma condición de mestizaje que no solo ha llegado hasta nuestros días, sino que presumo que se ha instalado definitivamente entre nosotros de un modo sin el cual el futuro es más que improbable). Las novelas de la serie de Carvalho son reflejo de la España de entonces, pero son también un anticipo de lo que vendría después. Se me ocurren algunos ejemplos respecto a la clarividencia de Vázquez Montalbán. A diferencia de lo que ahora sucede, cuando escribió su novela Tatuaje, en Barcelona se podían encontrar dos o tres practicantes del oficio de tatuador, considerado como una reliquia al servicio de expresidiarios, legionarios o marineros. De igual modo, la afición por la gastronomía era entonces percibida como algo poco menos que extravagante, a diferencia también de lo que sucede ahora. Por otra parte, antes que el desencanto político y que la película El desencanto (1976), de Jaime Chávarri, existió Pepe Carvalho. La lectura de La soledad del manager ilumina esta situación. Finalmente, el escapismo hacia lugares exóticos, real o deseado, que inspiran algunas de sus novelas desde Los mares del sur, y que de algún modo se refleja en la muerte del escritor en el aeropuerto de Bangkok, anticipan la locura por viajar lo más lejos posible que se ha apoderado de las clases medias actuales. 

Todos estos rasgos los recogen los tres títulos publicados hasta ahora por Hernán Migoya y Bartolomé Seguí en su adaptación de las novelas de la serie Carvalho. Es un placer, por mi parte, releer estas novelas en versión gráfica, es decir, en forma de libro o de álbum de historieta (de las adaptaciones de Carvalho al cine o a la televisión hablaremos, tal vez, otro día). Pero reconozco que precisamente esta condición de novelas, que exigen ser leídas, puede ser un inconveniente para quienes esperan que el cómic sea otra cosa, aunque no se sepa muy bien el qué. El desglose que practica Migoya en cada título de Carvalho, y la puesta en página que ejecuta Seguí de ese desglose, son una muestra de la capacidad del lenguaje de cómic para adaptar (y adaptarse a) cualquier historia. Entre finales de los setenta y comienzo de los ochenta del siglo pasado la narrativa dio un giro espectacular. Comenzó como nunca a hablarse de historias, lo único que importaba. En el cómic, a través de historietas en revistas para adultos. En novela, mediante la nueva consideración del valor literario de los géneros. La serie negra, en particular (luego vendría el género histórico). Historietas autoconscientes, por un lado, y novelas de género, por el otro lado, coexistieron en librerías especializadas, pero también en los quioscos. 

En realidad, la puesta en obra por Migoya y Seguí de la serie novelesca de Carvalho en historieta supone aunar dos entornos que conviven con facilidad: el de las novelas de la serie negra y el del cómic. Son novelas gráficas las suyas candidatas al Oscar al mejor guion adaptado.