El cómic comparte con los sueños y con el cine el ser medios
de realización de deseos. La ilustración de pulsiones sexuales, en concreto,
tuvo en los años setenta y ochenta del pasado siglo un notable representante:
el milanés Guido Crepax.
Crepax creó un personaje que dio la vuelta al mundo:
Valentina. El erotismo y la sensualidad de sus historias y dibujos se
combinaban con una supuesta exquisitez y sofisticación un tanto ingenuas, todo
ello servido con una técnica gráfica y narrativa renovadora.
Las fantasías ilustradas de Guido Crepax presentaban un tipo
de mujer sumisa y obediente, objeto de todo tipo de vejaciones a modo de juegos
eróticos. Es revelador, en este sentido, que el autor dibujara precisamente
versiones gráficas de Historia de O, Justine y Emmanuelle.
En España conocimos a Crepax a través de la revista
Tótem.