Salud y tebeos

Salud y tebeos
Mantened los ojos bien abiertos.
(Winsor McCay)

jueves, 24 de noviembre de 2022

Highsmith y el entorno psi

Las buenas historias tienen varias capas de lectura (todo relato es una construcción). Es lo que ocurre con De otro planeta (Flung out of Space, 2022), libro escrito y dibujado por Grace Ellis y Hannah Templer. 


Aunque no me convence el subtítulo de la edición española: Las indecentes aventuras de Patricia Highsmith, lo cierto es que da pie para el comentario. En mi caso, me interesa ese momento histórico en que el entorno psi (psiquiatría, psicología, psicoanálisis) se apoderó de los medios y, con ello, de las conciencias ciudadanas. Me refiero sobre todo a las décadas centrales del siglo pasado, en las que transcurrieron los años de formación de Patricia Highsmith. De otro planeta transcurre en torno a 1950, año de publicación de Extraños en un tren, y muestra la correlación existente por entonces entre dicho entorno, las terapias de conversión aplicadas a la homosexualidad y la aversión hacia los cómics (en especial hacia los comic books), una correlación que derivó en el episodio del psiquiatra Fredric Wertham y la caza de brujas centrada en los tebeos, si bien esto último es un poco posterior y no forma parte de la historia contada en De otro planeta


Sí que vemos sin embargo representada en la historieta de Ellis y Templer esa correlación. Highsmith se ganaba la vida inicialmente como escritora de comic books en un trabajo que despreciaba (muy interesante la presencia en el relato del joven Stan Lee de los tiempos de Timely). A la vez, la homosexualidad era percibida en aquella época y en aquel entorno como una enfermedad, y durante ese periodo la escritora sucumbió a dicha percepción sometiéndose a terapia de conversión. Fue seguramente la escritura de El precio de la sal (1951), novela adelantada que presenta un lesbianismo normal y desprejuiciado ―publicada obviamente bajo pseudónimo―, lo que liberó a Patricia Highsmith del embrollo del entorno psi. 


Con los cómics no sabemos si hubo sublimación, pues entonces, en los años del relato, no se había producido todavía la resignificación del tebeo que tuvo lugar a partir de los años 1960. Sorprende con todo la revolución iniciada en los sesenta que cambió la percepción social de tantísimas cosas, incluidas la homosexualidad y los cómics. De otro planeta sugiere este tipo de reflexión, como también favorece otras lecturas. 



lunes, 21 de noviembre de 2022

Sobre Smolderen


En el ámbito más bien minoritario de la teoría sobre cómic llaman la atención las propuestas de Thierry Smolderen. Dejo aquí mi lectura de tales propuestas: 



domingo, 13 de noviembre de 2022

Mitologías (1)


― A mí me marcó Gaston Lagaffe como la generación anterior estuvo marcada, digamos, por Marx, Sartre o Debord.

   Más en concreto, esta lectura ha desacralizado completamente mi relación con el trabajo, con la jerarquía, con el poder. No llego a tomarme esta broma en serio. Mi patrón, OK. Él tiene poder sobre mí, pero él también lleva un slip. 

    Puede parecer anodino, pero hay que imaginarse esta fuerza de inercia practicada por un montón de idiotas como yo. No podemos trabajar. Simplemente, porque no queremos; más bien porque nosotros... porque el "trabajo" no existe. Es una visión del espíritu, una convención que hace que ciertos slips tengan poder sobre otros slips. 

[Fuente: Baladi, Encore un effort, ed. L'Association, traducción propia.]


sábado, 5 de noviembre de 2022

Corto cuando Weimar

 


El Berlín de la República de Weimar conforma un imaginario pertinente en el que lo visual y lo narrativo se complementan como fuente de inquietantes historias. Tal es el lugar escogido por Juan Díaz Canales y Rubén Pellejero para ubicar una nueva aventura de Corto Maltés en el álbum reciente ("inspirado en la obra de Hugo Pratt") Nocturno berlinés. Por si aún no estaba claro, esta entrega insiste en que la continuidad de la serie se encuentra absolutamente asentada mientras esté en manos de dibujantes y guionistas de primer orden, como es el caso. Los doce álbumes de Corto Maltés escritos y dibujados por Hugo Pratt manifiestan la singularidad de este historietista, que no queda para nada deslucida por los hasta ahora cuatro correspondientes a Díaz Canales y Pellejero (a los que habría que sumar Océano negro, realizado con diferente factura, a cargo de Martin Quenehen y Bastien Vivès). 


En tanto que libro de aventuras, Nocturno berlinés recoge elementos de Las helvéticas de Pratt (el esoterismo, el papel del profesor Steiner) y de algún modo le sucede. Sin embargo, lo que más destaca en esta nueva entrega de la serie es el marco urbano, civil y político de la historia contada. En definitiva, el marco histórico. La acción del tebeo transcurre en 1924, en una circunstancia en que Alemania se encontraba agitada por una inestabilidad resultado de la difícil convivencia entre liberales (DDP), conservadores (DZP), espartaquistas (KPD), socialdemócratas (SPD), independientes (USPD)... y el huevo de la serpiente, el creciente partido nazi (NSDAP). En aquella tesitura, Berlín era el foco de atracción de todas las tendencias políticas, culturales y estéticas del momento, incluidos sus famosos cabarets. Variados elementos como el antisemitismo, el valor escénico de la representación o el valor de la amistad tienen cabida entre las convulsiones del relato de Canales y Pellejero, tan variado y convulso como el tiempo y la ciudad que lo acogen. 

El guion de Nocturno berlinés, que no desvelaré aquí, conduce a que Corto Maltés deba tomar una decisión de calado político que produce un desenlace de la historia. Es una decisión que se revela muy acorde con la personalidad del marinero a la que nos acostumbró Hugo Pratt.