En consonancia con los tiempos que corren, en los que parece
haber tocado fondo un modelo social, político y económico en nuestro país,
aunque no solo en él, hay muchas miradas que están volviendo al origen de todo
esto. No es ceder a la martingala de la memoria histórica y todo eso. Es que
sin memoria no hay recuperación posible, dado que el pasado está incrustado en
el presente y en buena medida es una pieza fundamental del futuro.
Entre 1976 y 1977, Carlos Giménez fue un asiduo colaborador de la revista El Papus. A través de sus tiras semanales, Giménez daba cuenta de un proceso que el tiempo dio en llamar "la Transición". Ahora han sido recogidas dichas tiras en un solo volumen titulado España, Una, Grande y Libre.
Se trata de una perfecta combinación de crónica histórica,
periodismo político y narración en viñetas. Los sucesos y el ambiente del
primer gobierno de Adolfo Suárez, el referéndum para la reforma política de
finales de 1976 y las elecciones generales constituyentes de 1977 son el marco
que definen las tiras de esta obra fundamental de Giménez.
Si se quiere, es en parte un tebeísmo de circunstancias lo
que aquí se desgrana, pero es ante todo un testimonio comprometido y lúcido de
una época que hoy no nos parece tan lejana ni ajena. El anhelo cada vez más
extendido en nuestros días de un nuevo proceso constituyente, la desorbitada
cifra de paro, la impunidad con que el dinero se evade hacia Suiza y otros
paraísos fiscales, la prevalencia de una derecha que sigue oliendo en buena
medida a franquismo, el fraude de la especulación urbanística que amenaza con resurgir,
la fundada sospecha, en fin, de que tras tanta reforma y promesas de cambio se
esconden los intereses poderosos de los poderosos de siempre, son algunas de
las notas que hacen de España, Una, Grande y Libre un libro más que
oportuno y de triste actualidad.
Cabe señalar que España, Una, Grande y Libre está
dedicado a Juan Peñalver, el conserje de la redacción de El Papus que
falleció como consecuencia de la explosión de un paquete bomba recibido en la
sede de la revista. Aquel atentado fascista marcó un giro importante que limitó
la libertad de expresión en nuestro país. No fue el único atentado de esa
índole, ni mucho menos. Todos ellos tejieron un ambiente enrarecido que
desembocó en los sucesos de febrero de 1981.
En definitiva, Carlos Giménez nos recuerda con su obra que
ni la Transición fue ese proceso encantador, incruento y pacífico que a menudo
nos venden, ni que todo aquello es agua pasada.
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