En 1957, el guionista H. G. Oesterheld y el dibujante Hugo
Pratt iniciaron en la revista mensual argentina "Hora Cero" una serie
de historieta bélica titulada Ernie Pike. Pratt colaboró en esta serie
durante cinco años, hasta que en 1962 abandonó Argentina trasladándose a
Europa. En total, dibujó en ella treinta y cuatro capítulos o historias de
guerra. La serie continuó con diversos dibujantes argentinos (Solano López,
Alberto Breccia, José Muñoz, Juan Giménez, entre otros) -aunque siempre al
servicio de los guiones de Oesterheld- hasta 1976, llegando a incluir varios
capítulos sobre la guerra de Vietnam.
El planteamiento de la serie es sencillo. Ernie Pike es un
corresponsal de guerra, parece que inspirado en el real Ernest Pyle, un
periodista norteamericano fallecido en 1945 en la batalla de Okinawa. A través
de sucesivos episodios autoconclusivos, Oesterheld no describía hazañas bélicas
al uso, sino que intentaba presentar "el lado humano" de la guerra,
las vicisitudes de unos hombres -y mujeres- en situaciones extremas en las que
se disolvía la dicotomía entre buenos y malos. Por decirlo de algún modo, la
serie Ernie Pike utilizaba el escenario bélico con un claro propósito
antibelicista. Es el mismo humanismo que Oesterheld proponía en la serie
Sargento Kirk, contribuyendo con ello a extender una nueva mirada que
acabó renovando los géneros, tanto el western como el bélico.
En la primera página del primer capítulo de la serie Ernie
Pike, titulado "Francotiradores", leemos las siguientes palabras:
Quizá sea un relato amargo, pero creo que vale la pena
leerlo. Un relato que mira a la realidad a la cara sin falsos pudores... Con
todas sus miserias, sin buenos ni malos... pero con un protagonista odioso,
cruel e infame... Más que cualquier otro: ¡La guerra!
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