Probablemente, el maltés de origen Joe Sacco (n. 1960) es el
mejor exponente de lo que hoy en día podemos entender como síntesis de cómic y
periodismo.
Su libro Reportajes es lo que el título indica. Son
seis reportajes, publicados en distintos medios periodísticos y en diferentes
años, en los que se combinan el relato y las viñetas de un modo efectivo.
Los lugares elegidos por Sacco para realizar su trabajo de
reportero son Palestina, Malta (respecto a la inmigración africana), India (en
torno a la casta de los intocables), Irak, el Cáucaso (la situación de las
mujeres en el conflicto checheno) y La Haya (el Tribunal Penal Internacional
para la ex Yugoslavia).
Se trata de escenarios conflictivos en los que Sacco evita
la equidistancia para dar voz a los sin voz. Más que tratar de inquirir en las
causas de los conflictos, el autor se representa a sí mismo haciendo preguntas
y consultando a una de las partes, normalmente la de los desfavorecidos.
Si se me permite un burdo juego de palabras, diré que Joe
Sacco da por saco.
Consciente de que el formato historieta o tebeo puede ser
más atractivo que las desgastadas imágenes clónicas de la televisión o que los
encorsetados y abstractos artículos escritos, Sacco muestra a los lectores una
cruda realidad a menudo invisibilizada, aunque no invisible. Y es una realidad
que molestará a más de uno.
A la hora de realizar su tarea, un dibujante de cómic -un
dibujante a secas- ha de tomar más decisiones prácticas que un escritor o un
fotógrafo. Hay menos implicación, por así decir, del autor en su obra cuando
escribe o fotografía que cuando dibuja. El asunto es que este hecho trae
consigo el problema de la subjetividad asociada al periodismo en viñetas, lo
cual no deja de ser un aspecto parcial del problema más general concerniente a
la validez del periodismo realizado a través de cómics.
A modo de prefacio para su libro Reportajes, Joe
Sacco escribe un texto titulado "¿Un manifiesto?". En él plantea
ambos problemas, el de la validez y el de la subjetividad del periodismo en
tebeo.
El problema de la validez se descarta por sí solo. Es más,
yo añadiría que esta forma de ejercer la profesión de contar lo que sucede
supone una revitalización del propio periodismo. El reportero de cómic dibuja
una realidad que percibe por él, no a través de agencias de noticias o de
gabinetes de prensa. Eso sí, siempre que su trabajo esté presidido por la
veracidad.
En cierto sentido, esta forma de ejercer el periodismo me
recuerda a los artistas que repentizan en una acuarela una escena tomada en
directo de una corrida de toros. Y también me recuerda a los dibujantes que
abocetan o incluso detallan una escena en los tribunales de justicia. La
veracidad, en todo caso, se les supone.
En cuanto a lo segundo, el problema de la subjetividad
presente en el periodismo en general y en la prensa dibujada en particular deja
de ser eso, un problema, si se entiende que lo que importa en el informe o
relato es ante todo la veracidad o sinceridad del reportero. Por decirlo de
otro modo, la subjetividad es inherente a la actividad periodística y
narrativa, y más aún en el caso de emplear el dibujo como medio de expresión,
según vimos arriba.
En este respecto, Joe Sacco cita en su ¿Un Manifiesto? una
frase del célebre periodista estadounidense Edward R. Murrow (conocido entre
nosotros por ser el protagonista de la película de 2005 Good Night and Good
Luck, dirigida por George Clooney):
"Todos somos prisioneros de nuestras propias
experiencias. No podemos eliminar los prejuicios, pero sí
reconocerlos."
O también, como afirma Joe Sacco en otro sitio, el asunto se
reduce a lo siguiente: "Puede que no sea objetivo, pero intento ser
honesto".
No hay comentarios:
Publicar un comentario