Salud y tebeos

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(Winsor McCay)

miércoles, 19 de marzo de 2014

Fritz y la evolución de Crumb


La del gato Fritz es casi seguro la creación más conocida de Robert Crumb. Apareció en 1965 en la revista Help!, dirigida por Harvey Kurtzman (de quien hablaremos en otra ocasión). Fritz era un personaje que representaba tanto la sensibilidad de una nueva generación que cambió el mundo como la voluntad de transgredir los valores de aquel viejo estado de cosas.

Una de las actitudes de aquella gente entonces joven consistía en entender la vida como experimentación. Probar con nuevos valores, con nuevos gestos, con nuevas costumbres, con nuevas sustancias... En el terreno gráfico de la historieta, el gato Fritz fue uno de esos experimentos con que Crumb asombró a su tiempo.

La transgresión era evidente, pero como suele suceder, se tomó el rábano por las hojas y el personaje de Crumb fue reducido a ser un divertido felino protagonista de historietas pornográficas. Y así fue llevado al cine. En 1972, Ralph Bakshi realizó una película de animación titulada Fritz the Cat que tuvo la circunstancia de ser la primera película de dibujos animados clasificada X en su país. Y luego, en 1974, Robert Taylor realizó una secuela también en dibujos titulada Las nueve vidas de Fritz el gato.

De ese modo, la expresión contracultural, crítica, ácida y corrosiva, pero también vitalista y positiva, divertida y cachonda del gato Fritz quedaba reducida a ser un producto pornográfico de animación.

El caso es que en 1972, ante el filme de Bakshi, Crumb declaró que ese director había arruinado a su personaje y decidió matar al gato con un picahielos en la penúltima viñeta de una historieta de aquel año titulada Fritz the Cat "Superstar".


Ya dijimos arriba que 1972 fue también el año en que Justin Green publicó Binky Brown conoce a la Virgen María e introdujo con ello el principio de una profunda renovación en el terreno del cómic. La novedad consistía no solamente en que Green realizaba una historia basada en sí mismo; en ella, además, el autor exponía a corazón abierto su propia sexualidad como leit motiv de la historia.

Y así se produjo un importante giro en la producción de Crumb. El sí mismo (himself) se convirtió en el protagonista de una de líneas narrativas y gráficas de este autor, pues lo cierto es que Crumb domina varias líneas, una de las cuales es la confesional. La influencia de Green se percibe también en el hecho de que las confesiones de Crumb conciernen prioritariamente a la neurótica manifestación de una obsesiva sexualidad.

Lo cual no dejó de acarrearle ciertos problemas con las mujeres o, mejor dicho, con ciertas mujeres.



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