La del gato Fritz es casi seguro la creación más conocida de
Robert Crumb. Apareció en 1965 en la revista Help!, dirigida por Harvey
Kurtzman (de quien hablaremos en otra ocasión). Fritz era un personaje que
representaba tanto la sensibilidad de una nueva generación que cambió el mundo
como la voluntad de transgredir los valores de aquel viejo estado de cosas.
Una de las actitudes de aquella gente entonces joven
consistía en entender la vida como experimentación. Probar con nuevos valores,
con nuevos gestos, con nuevas costumbres, con nuevas sustancias... En el
terreno gráfico de la historieta, el gato Fritz fue uno de esos experimentos
con que Crumb asombró a su tiempo.
La transgresión era evidente, pero como suele suceder, se
tomó el rábano por las hojas y el personaje de Crumb fue reducido a ser un
divertido felino protagonista de historietas pornográficas. Y así fue llevado
al cine. En 1972, Ralph Bakshi realizó una película de animación titulada Fritz the Cat que tuvo la circunstancia de ser la primera película de
dibujos animados clasificada X en su país. Y luego, en 1974, Robert Taylor
realizó una secuela también en dibujos titulada Las nueve vidas de Fritz el
gato.
De ese modo, la expresión contracultural, crítica, ácida y
corrosiva, pero también vitalista y positiva, divertida y cachonda del gato
Fritz quedaba reducida a ser un producto pornográfico de animación.
El caso es que en 1972, ante el filme de Bakshi, Crumb
declaró que ese director había arruinado a su personaje y decidió matar al gato
con un picahielos en la penúltima viñeta de una historieta de aquel año
titulada Fritz the Cat "Superstar".
Ya dijimos arriba que 1972 fue también el año en que Justin
Green publicó Binky Brown conoce a la Virgen María e introdujo con ello
el principio de una profunda renovación en el terreno del cómic. La novedad
consistía no solamente en que Green realizaba una historia basada en sí mismo;
en ella, además, el autor exponía a corazón abierto su propia sexualidad como
leit motiv de la historia.
Y así se produjo un importante giro en la producción de
Crumb. El sí mismo (himself) se convirtió en el protagonista de una de líneas
narrativas y gráficas de este autor, pues lo cierto es que Crumb domina varias
líneas, una de las cuales es la confesional. La influencia de Green se percibe
también en el hecho de que las confesiones de Crumb conciernen prioritariamente
a la neurótica manifestación de una obsesiva sexualidad.
Lo cual no dejó de acarrearle ciertos problemas con las
mujeres o, mejor dicho, con ciertas mujeres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario