Diríamos que Frans Masereel forma parte de la
tradición europea del cómic, pero solo en la misma medida en que pudiéramos decir que Charles Chaplin forma parte de la tradición europea de cine. Es decir, con reservas.
En cualquier caso, la europea es una tradición en origen distinta a la
americana, que encuentra su mayor expresión -aunque por supuesto no la única- en la denominada historieta
franco-belga.
No obstante, actualmente las tradiciones confluyen y las
diferencias locales se van diluyendo. El movimiento es de doble dirección:
Estados Unidos influye en Europa y a la vez Europa influye en Estados Unidos. Algo parecido ocurre con el manga japonés. La interacción opera en todos los sentidos.
Concretamente, el fenómeno de la novela gráfica que se está
produciendo en EEUU es incomprensible sin tener en cuenta el efecto que la
historieta franco-belga en general y la línea clara en particular, además del tebeo japonés, han tenido
sobre los autores de allí.
Lo que digo se observa claramente en el caso de Jason Lutes,
nacido en 1967 en Nueva Jersey. Acabo de terminarme el segundo volumen de
Berlin:
Se trata de un proyecto inacabado, ya que de los tres
volúmenes previstos, de momento han sido publicados dos de ellos: Berlín,
ciudad de piedras. Libro Uno y Berlín, ciudad de humo. Libro Dos. Es
decir, la novela, una vez conclusa, tendrá casi setecientas páginas.
Lo que sorprende un poco es que Lutes podría pasar
perfectamente por ser un autor europeo.
La novela Berlín trata de esta ciudad durante la
República de Weimar en los meses previos a la implantación del nazismo. Es un
fresco histórico y coral, donde multitud de personajes intervienen y ayudan a
que el lector clarifique ese importante periodo de la historia europea.
La minuciosidad en los detalles y la documentación que
aporta Jason Lutes en Berlín son dignas de consideración. Aun así, no
hay que olvidar que estamos ante un medio frío, el de la historieta, y que es
el lector el que tiene que completar por sí mismo, leyendo con atención, la
definición del relato. De hecho, a veces cuesta un poco identificar a los
personajes que aparecen, si bien al final todo queda claro.
Jason Lutes cuenta que descubrió las posibilidades
artísticas de la historieta cuando cayó en sus manos un ejemplar de la revista
Raw, fundada en 1980 por Art Spiegelman. Y de Spiegelman yo mostraba
ayer una cita en la que reconocía la importancia de Masereel en la historia
secreta del cómic. El círculo se va cerrando en el mundo global y por tanto
también en el mundo del cómic.
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