Salud y tebeos

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Mantened los ojos bien abiertos.
(Winsor McCay)

lunes, 23 de abril de 2012

Metarreferencia, Autorreferencia


Junto al rechazo de la autocompasión, otra de las vertientes que caracterizan a buena parte de la nueva novela gráfica que vamos leyendo es la autorreferencia narrativa, su inmersión en la metaliteratura. La confección de metarrelatos.

Esto ocurre cuando el autor se inmiscuye en su obra de forma que a la vez que narra una historia, narra a la vez el proceso de narrar una historia.

En las artes plásticas, este fenómeno se dio ya con Jan van Eyck y su retrato del matrimonio Arnolfini (1434):


Y también en la plástica figurativa fue otro autor de los Países Bajos ya en el siglo XX, Escher, quien usó la autorreferencia como tema visual:



Aunque igualmente encontramos la impronta metapictórica en "Las Meninas" de Velázquez.

En las artes poéticas y narrativas también se encuentra esta vena metadiscursiva, por ejemplo en Lope de Vega: "Un soneto me manda hacer Violante...", en Bécquer: "¿Qué es poesía...?, en la segunda parte del Quijote de Cervantes y ya más actualmente en obras como "Cien años de soledad", de G. G. Márquez y "Soldados de Salamina", de Cercas.

Este post se podría alargar irremediablemente. Pero bueno, digamos que la era de la postmodernidad aportó entre otras cosas la autorreferencia y el gusto por el prefijo meta- aplicado a los lenguajes, al arte, a la literatura, a los límites de la representación. Y con ello, cómo no, también al mundo de la historieta, el tebeo y el cómic.

Así vemos que en Maus, en Píldoras azules, en Fun home y en otras obras se narra una historia a la vez que el proceso de narrar esa misma historia. Este fenómeno guarda relación con la presencia de elementos autobiográficos del autor de los relatos que comentamos.

Y es un fenómeno que guarda también una estrecha relación con la mise en abîme tan del gusto de los franceses.



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