Esto de la metanarrativa aplicada al cómic actual de que
hablaba ayer tiene diferentes versiones y matices. En unos casos, aparece el
autor del relato inmerso en el proceso de escribir el relato. El caso
paradigmático en este sentido es Art Spiegelman en su novela Maus. Otras
veces encontramos reflexiones del autor inmersas en la novela, reflexiones que
culminan con el fin del relato, como hace Frederik Peeters en Píldoras
azules. En el caso de Fun home, el lector va descubriendo que la
autora, Alison Bechdel, está implicada en la historia en su condición no
solamente de hija del objeto de la indagación, sino también como escritora de
la vida de su padre (algo que remite a fin de cuentas al Spiegelman de
Maus).
Diferente es el uso de la metanarrativa en el caso de El
invierno del dibujante, de Paco Roca.
Aquí simplemente el mundo de la historieta es el motivo de
la historieta, a través de la consideración de sus artífices. El autor del
relato no aparece directamente en el relato, pues lo que Roca lleva a cabo en El invierno del dibujante es una especie de homenaje a la denominada por
Terenci Moix en su momento "Escuela Bruguera".
La editorial Bruguera fue una de las tres escuelas o
empresas de tebeos que predominaron en la España franquista, la de nuestra
infancia. Y fue, de hecho, la que más preeminencia tuvo al final de esa etapa
triste de la historia de nuestro país. Por allí pasaron los dibujantes que
crearon tantísimos personajes de los tebeos de entonces, especialmente
Pulgarcito y Tio Vivo.
La historia que cuenta Paco Roca en El invierno del
dibujante se centra en la aventura editorial de cinco de los dibujantes de
Bruguera que se hartaron de las condiciones laborales de la empresa y
decidieron fundar por su cuenta una nueva publicación: Tio Vivo. No
desvelaré más detalles, pero leyendo este cómic uno se entera de cosas muy
curiosas, como por ejemplo del origen del nombre "Mortadelo y Filemón,
agencia de información", del dibujante Ibáñez ("el que se parece a
Vázquez"), o de otras cosas referidas al propio Vázquez.
No obstante, aunque Paco Roca no es uno de los personajes de
su propio relato, sí que está presente en él de un modo indirecto. Ya que él
mismo confiesa que se educó con aquellos tebeos y que siempre deseó ser un
miembro de la casa Bruguera. La autobiografía de nuevo, siquiera de un modo
indirecto y sentimental.
En otro post comentaba la importancia e influencia de Carlos
Giménez en la historia del reciente cómic español. Esta influencia es más que
evidente en El invierno del dibujante, de Paco Roca, pues esta
historieta remite directamente a Los profesionales, de Giménez.
Yo no sé si Roca resistirá la comparación con Giménez. En
todo caso, de Los profesionales hablaré en otra ocasión.
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