Salud y tebeos

Salud y tebeos
Mantened los ojos bien abiertos.
(Winsor McCay)

martes, 3 de junio de 2025

Cómics e información


La imagen está tomada de American Paranoia. La casa negra, un cómic realizado por Lucas Varela y Hervé Bourhis cuyo escenario y asunto recuerda un poco a La maldición de los Dain, novela de Dashiell Hammett. Pero el motivo de esta entrada no es tanto este cómic, en todo caso muy bueno, sino destacar el valor informativo de muchos tebeos no necesariamente inscritos en la sección de la no ficción. 

También recuerdo que, antes de ser miembros de la T. I. A., el subtítulo de las historietas de Mortadelo y Filemón era "Agencia de información". Era antes de que en castellano se impusiera traducir el vocablo inglés intelligence siempre por inteligencia y nunca por información (que es una de las acepciones de intelligence). De alguna manera, Ibáñez mantuvo esta acepción al convertir la CIA en la TIA, si bien tradujo las siglas como Técnicos de Investigación Aeroterráquea. 

Destaco en todo caso la función informativa de los tebeos. 


viernes, 30 de mayo de 2025

En busca del Arca perdida


No se me escapa el momento presente. Tampoco se me escapa la historia del cómic. Ni el conflicto palestino-israelí. La cuestión judía a través de los cómics: 



martes, 13 de mayo de 2025

La llanera solitaria


Aparece en la contracubierta de Alimentar a los fantasmas, de Tessa Hulls, segundo cómic que ha ganado un premio Pulitzer después de Maus, de Art Spiegelman. 


domingo, 4 de mayo de 2025

La trilogía de Nueva York y el cómic (1)

Yo creo que cuando Roland Barthes escribía El placer del texto sabía de lo que hablaba. Un placer, desde luego, es el que nos proporciona la versión en cómic de la Trilogía de Nueva York. El texto original son tres novelas de Paul Auster: Ciudad de cristal, Fantasmas y La habitación cerrada. La versión gráfica de estas tres historias corre a cargo de David Mazzucchelli y Paul Karasik (respecto a Ciudad de cristal), Lorenzo Mattotti (en cuanto a Fantasmas) y el propio Paul Karasik (a cargo de La habitación cerrada). Hasta ahora disponíamos de la versión en cómic de Ciudad de cristal. Pero este nuevo tomo que incluye la versión gráfica de las tres novelas merece algo más que una atención. 


Esta es una historia de libros y de cómic. Posmoderna, según suele decirse: «¿Cómo salir de la habitación que es el libro que seguirá escribiéndose mientras él siga en la habitación?» (Fantasmas, p. 187), pero sobre todo moderna si entendemos que el posmodernismo es una de las últimas vanguardias de la modernidad. 

De la traducción historietística de Ciudad de cristal ya dimos cuenta en este blog, interpretándola entre otras cosas como filosofía del lenguaje [aquí], que es uno de los leitmotiv ―quizás el principal― de la posmodernidad. Ahora, con la versión en cómic de La trilogía de Nueva York completa, se confirma el planteamiento que sugerí. La riqueza de este volumen es más que enorme, dada la calidad sobre todo de los textos resultantes, pero también la calidad de los cuatro nombres implicados en la trama (Auster, Mazzucchelli, Mattotti y el adaptador presente en toda la obra, Karasik). 

Ilustración de Lorenzo Mattotti

Cuando en Reservoir Dogs Quentin Tarantino denomina a algunos de los personajes Sr. Blanco, Sr. Azul, Sr. Rosa, Sr. Naranja o Sr. Marrón, no hay que olvidar que esta película es de 1992. Pero ya en 1986 Paul Auster describe a los personajes de Fantasmas con nombres de colores. El negro (noir) suele asociarse a la trilogía de Auster como género narrativo, pero en mi opinión se trata más bien de una deconstrucción de ese género, que funciona más bien como una excusa argumental. 

Ilustración de Paul Karasik

Desde cierta apreciación de la historieta como vinculada a su específica tradición, podría considerarse que la adaptación de Ciudad de cristal realizada por David Mazzucchelli y Paul Karasik es más conforme al arte secuencial. Sin embargo, la percepción al completo de La trilogía de Nueva York disuelve esa apreciación a la vez que amplía el entendimiento del cómic como un arte predominantemente moderno. 

[En su cómic Glass Town, por cierto, Isabel Greenberg nos recuerda que 'La ciudad de cristal' es un enclave imaginario compartido por las hermanas Brontë (Charlotte, Emily y Anne) junto a su hermano Branwell.] 

(Continuará) 


martes, 29 de abril de 2025

Los hijos de los otros


Los hijos de los otros es el primer volumen de la trilogía Contrapaso, escrita y dibujada por Teresa Valero. Es también el primer cómic de autoría completa de esta dibujante madrileña y ofrece una composición formal extraordinaria que sirve para que el lector se sumerja en el escenario y conozca a los personajes fijos de la obra. Ahora bien, respecto a Mayores, con reparos, el segundo volumen de la trilogía, el guion de Los hijos de los otros adolece, en mi opinión, de un exceso de hilos conductores del relato, si bien se encuentran finamente entrelazados en el apartado gráfico que favorece la narración. Son temas mayores que revelan lados muy oscuros del franquismo (la acción transcurre en 1956): la psiquiatría al servicio del Régimen oficial ―en nombre de una eugenesia biológica―, las adopciones ilegítimas de bebés ―en nombre de una eugenesia social―, todo ello aderezado, en el mismo guion, con la presentación de los conflictos universitarios iniciados aquel año, el chabolismo de Vallecas, el cura obrero exfalangista, el mundo de los vencedores y de los vencidos, la mujer reducida a las labores domésticas, el periodismo intentando sortear la censura... incluso el periodismo clandestino y en cierto modo liberador. Un exceso narrativo, aunque bien resuelto, en correspondencia con lo mejor de la novela negra y criminal en su vertiente social. 


No deja de ser brillante la primera entrega de Contrapaso, un brillo no diré que sobrepasado por la segunda entrega y que promete una también brillante culminación de la trilogía. 

Los cincuenta fueron los años, en fin, de la juventud de nuestros padres y los de la autora, lo cual excluye las simplificaciones argumentales. 


sábado, 26 de abril de 2025

Mayores, con reparos


Mayores, con reparos es el segundo volumen de Contrapaso, una trilogía (de la que el tercer tomo está en proyecto) de Teresa Valero. Es también una entrega que certifica que estamos ante una obra de fuste. Dado que es inevitable comparar este cómic, Mayores, con reparos, con Los hijos de los otros, la primera historieta de la trilogía, diremos que la nueva entrega de Contrapaso se presenta como mucho más densa, argumentalmente hablando, que la primera, ya que su trama es más compleja, o tiene al menos más puntos de fuga. Plásticamente, en cambio, ambos cómics revelan la misma caligrafía de Teresa Valero. Hay un hilo conductor común a las sucesivas entregas de Contrapaso, un crimen no resuelto que articula la obra entera. Sin embargo, cada una de las partes que la componen contiene en sí misma su propio argumento, que gira en el entorno también de los misterios por resolver. Prefiero esperar a que la trilogía esté culminada para hablar del significado del término 'contrapaso' y del uso que la autora hace de él en su obra. 

La acción de Mayores, con reparos transcurre en la España de 1956 y repite no ya solo el escenario y la época, sino también los protagonistas principales de Los hijos de los otros ―los investigadores de un periódico de sucesos (León Lenoir y Emilio Sanz), además de la dibujante e ilustradora Paloma Ríos― en función de ese whodonit que atraviesa la trilogía. Pero, como ya hemos dicho, más allá de esta circunstancia cada historieta tiene su autonomía argumental. En concreto, el título de la segunda entrega de Contrapaso remite directamente a la censura franquista practicada en el entorno cinematográfico. De hecho 3R. Mayores, con reparos es la cuarta categoría clasificatoria de las cinco que calificaban las películas en aquel contexto histórico siguiendo criterios sobre todo ideológicos y "morales" (la moral del Régimen instaurado por el autócrata, se entiende). Solo desde estos criterios se puede aceptar, sin sonrojarse o partirse de risa, el quinto estadio de la clasificación: 4.Gravemente peligrosa. Hablamos de películas cuando el cine, previo al imperio de la televisión, era el medio popular por antonomasia de entretenimiento de masas, más intergeneracional en aquellos tiempos que los tebeos y menos identificado con un género en particular como el fútbol. 


Uno de los méritos de Mayores, con reparos (pues tiene varios) descansa en la conexión que establece la autora entre cine, sociedad y política. La constatación de que el desembarco estadounidense en España se proyectó de múltiples modos, incluido el cinematográfico, le sirve a Teresa Valero para confeccionar un muy bien trabado guion en el que se proyecta el ambiente social, económico y político de la situación española de los años cincuenta del siglo pasado, hacia el fin de la autarquía pero antes de la emigración obrera y sus remesas, de que los televisores nos invadiesen y del descubrimiento de que el turismo es un gran invento. El cine impregnó aquella época, como lo demuestra la obsesión del franquismo por controlar su influencia, junto a la conocida afición del dictador por ver películas sin censurar, todo ello representado en el cómic. 

Otro de los méritos de esta obra es su valor literario. Para no extenderme más, diré que este valor convierte Mayores, con reparos en un tebeo muy recomendable no solo para mayores sin reparos, sino en Apto para todos los públicos


domingo, 13 de abril de 2025

Kavalier y Clay (2)


Decía en mi entrada anterior que Michael Chabon (n. 1963), en Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay, utiliza la historia del cómic como trasfondo de su novela. En este sentido, y sin necesidad de destripar la historia, hay en el relato una secuencia, por así decir, en la que los socios Sammy (guionista) y Joseph (dibujante), junto con Rosa y Bacon, asisten a una proyección, tal vez la première, de Citizen Kane, película de Orson Welles estrenada en 1941. La consecuencia de esta experiencia cinematográfica fue que "El Asombroso Cavalieri iba a liberarse para siempre de las nueve viñetas" (en referencia al dibujante Joe Kavalieri). Es más: 
"Ciudadano Kane representaba, más que ninguna otra película que hubiera visto Joe, la fusión total de imagen y relato que era ―¿acaso Sammy no lo veía?― el principio fundamental de la narración en el cómic, y el núcleo irreductible de su asociación. [...] En aquel sentido crucial ―su fusión inextricable de imagen y relato― Ciudadano Kane era como un cómic". 
Sin abandonar el relato de Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay, pues no se trata ahora de enredarnos con la cuestión de las relaciones entre cine y cómic, vemos que, en el último tramo de la novela, Joe Kavalier pone en práctica sus nuevas concepciones del cómic mediante su inmensa novela gráfica acerca de El Golem

Muchos otros temas y subtemas sostienen la novela de Chabon. Pero como este es un blog que se centra en el cómic, lo dejaremos de momento aquí. Aunque nunca se sabe. 


Kavalier y Clay (1)


Michael Chabon ganó el Pulitzer 2001 con la novela The Amazing Adventures of Kavalier and Clay, traducida por Javier Calvo Perales y publicada en 2002 con el título Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay, en un volumen de seiscientas páginas del que no sé si existe otra edición en nuestro idioma. 

Lo asombroso es la cantidad de temas y subtemas concentrados en este libro. En cuanto a su escenario, no es otro que un ecosistema propio de la ciudad de Nueva York y, en concreto, el desarrollo de una historia que coincide con la suerte de sus personajes durante la Edad de Oro de los comic books (1938-1954). La historia de los cómics ―un pedazo de su historia― se convierte para Chabon en materia literaria para su novela. 

Los protagonistas principales del relato, Joe Kavalier y Sam Clay, crean un personaje, El Escapista, que da cuerpo a un comic book de tremendo éxito popular. Sin entrar en más detalles por ahora, es también asombroso el hecho de que este fenómeno generó la publicación en 2004 del #1 de un comic book centrado en las aventuras de El Escapista. Este tebeo incluye la presentación de otro personaje de cómic de Kavalier y Clay representado en la novela de Chabon: la asombrosa Polilla Luna


Continuará. 


lunes, 7 de abril de 2025

Maggie y Hopey, forever




El tiempo es como un chicle, se adapta al lector. Por supuesto, queda pendiente en este blog un comentario acerca de Dibujo del natural, de Jaime Hernandez. Pero es que la historia de Maggie y de Hopey es tan peculiar que, con el paso del tiempo, nos permite trascender la propia temporalidad. Todo ello sea dicho a favor de uno de los Hernandez Bros, Jaime en esta ocasión. 


miércoles, 19 de marzo de 2025

La guerra tan lejos, de nuevo tan cerca


Los mayores enemigos de la paz, los mayores partidarios de la guerra, son los vendedores de armas, sean estos particulares o Estados. Y lo que es peor, según escribía Rafael Sánchez Ferlosio en un artículo de igual título publicado en 1990: "Cuando la flecha está en el arco, tiene que partir". Parece mentira que a estas alturas resuenen los tambores de guerra a escala global, si bien es verdad que la guerra, como tal, no ha desaparecido jamás de nuestro planeta. ¿No han servido para nada la inmensidad de representaciones y denuncias del horror bélico llevadas a cabo en los últimos decenios en tantísimas películas, canciones, historietas, novelas, etcétera? En el ámbito del cómic, ¿es inútil la gráfica de, por citar solo a uno, Jacques Tardi? 


Elena Uriel y Sento (Llobell) nos sorprenden esta vez con Días sin escuela, un tebeo de no ficción y de realización conjunta basado en su común experiencia con motivo de la Guerra de los Balcanes. La novedad de esta representación del horror estriba en la mirada, infantil y madura a un tiempo, con que se describen los hechos. No desvelaré aquí la anécdota que justifica la historieta, pero puedo asegurar que es tan verídica como lo fue mi conocimiento de los hechos que subyacen en este cómic. Solo añadiré que estando Sento y Elena de por medio, el resultado había de ser, pese a todo lo narrado, poco menos que amable. Y esperanzador. 

Ojalá no fueran en vano tantísimas representaciones de la infamia y sevicia de todas las guerras. 


lunes, 3 de marzo de 2025

Poetas de la truncada Edad de Plata


Hace casi tres años, con motivo de la publicación del cómic Las tres heridas de Miguel Hernández, me referí [aquí] a "las tres causas de Carles Esquembre": la del tebeo, la de la historia y la de la poesía. Ahora, con la publicación de Los hermanos Machado. Hoy son siempre todavía, Esquembre revalida su interés por esas tres causas. Y lo hace mediante el cierre de una trilogía dedicada a cuatro poetas pertenecientes a la Edad de Plata que la última guerra civil española truncó: Federico García Lorca [aquí], Miguel Hernández, Manuel y Antonio Machado. En esta trilogía, Carles Esquembre se muestra como autor completo y único, cosa que no ocurría con La brigada Lincoln (2018). 

Ahora, con Los hermanos Machado, Esquembre ensaya un planteamiento escénico que combina el teatro y el cómic, y lo avisa el autor desde el  mismo subtítulo que aparece en la cubierta del libro: Una tragedia en seis actos


Es una tragedia múltiple. La que acompañó a Antonio Machado quizás desde siempre (las tres heridas: la de la vida, la del amor, la de la muerte), agudizada por la pérdida de Leonor; la tragedia del exilio y la muerte del poeta junto a su madre; la tragedia de una odiosa guerra que separó a los dos hermanos, desde el momento en que el golpe de Estado y el inicio consiguiente del conflicto le pilló a Manuel en Burgos y se tuvo que buscar la vida, llegando incluso a loar mediante sonetos a Franco; la tragedia, en fin, no ya solo de Alvargonzález, sino la de un país cuyos hijos parecen disentir en términos bíblicos. 


Son tres causas de mucho peso en los cómics de Carles Esquembre: la de la poesía, la de la historia, la de los tebeos. 


jueves, 20 de febrero de 2025

Elogio de la singularidad

 

La ciencia ficción verdadera, la constituida por plausibles ficciones científicas ―y no la que se limita a aportar decorados futuristas a la historia―, es una rareza, una singularidad. Y cuando se da, produce satisfacción. Marc-Antoine Mathieu lo consigue con un díptico singular: el constituido por Deep Me + Deep It. Es ciencia ficción verdadera por cuanto la historia que Mathieu nos cuenta se basa en la plasmación, aquí mediante cómic, de una hipótesis con visos de cientificidad. Es la hipótesis que anima la teoría de la singularidad, según la cual el futuro está en las máquinas. No desvelaré ya más, para no destripar este cómic tan atractivo. 


Una singularidad añadida a este díptico es su carácter no ya meramente existencialista, sino existencial en el profundo sentido filosófico de un término que linda de algún modo con la poesía. 


Finalmente. la tercera singularidad de esta obra de Mathieu es su osadía (si se puede hablar así) formal. Esto es, su poética. 

En absoluto defrauda, más bien al contrario. 

[Me recordó en algún momento a The Cage, otra rareza, esta vez de Martin Vaughn-James.]


miércoles, 12 de febrero de 2025

Trauma, olvido, transmigración


Si un modo habitual de convivir con el trauma consiste en olvidarlo, y hay traumas individuales (una vivencia desagradable en la infancia, p. e.) y traumas colectivos (una masacre, una guerra) ―por mucho que, en última instancia, el trauma sea siempre personal―, diremos entonces que igual que hay una amnesia individual, hay también una amnesia colectiva. Este es el planteamiento que subyace, o así lo parece, bajo Las personas de los apartamentos dorados, el cómic (o manhwa) de Park Kun-woong que consigue, en casi setecientas páginas, acaparar la atención de un lector intrigado, a la vez que asombrado, por la historia que ahí se cuenta. 


Una historia, además, instalada en el género "estamos muertos pero no lo sabemos", que si bien ha dado buenos resultados en ciertas narraciones (en el plano diegético sobre todo), se presenta a la vez como un género sumamente arriesgado y proclive a la chapuza. El riesgo procede, entre otras razones, de que hablamos de relatos más bien metafísicos ―en el sentido vulgar de 'metafísica', una especie de transfísica que acepta la existencia de una vida más allá de la muerte―. Y esos mimbres, queramos o no, se prestan a la construcción de relatos desmañados. Aunque a veces se acierta. 


El acierto de Park Kun-woong tiene diferentes motivos, todos ellos implicados en una construcción excelente del relato. Uno de ellos es que su supuesto metafísico no se limita a la diégesis o a la historia contada, sino que es trascendido por medio de un discurso que remite a la sevicia que acompaña a las guerras. Es este un discurso cuyo alcance, si bien se ajusta a la guerra de Corea en esta historia, deviene universal. 

Otro motivo del acierto de Park Kun-woong en Las personas de los apartamentos dorados reside en las virtudes simbólicas que el relato contiene. La pérdida de memoria, la ignorancia del nombre propio que uno tiene, la ausencia de identidad personal... La transmigración de las almas puede ser una metáfora metafísica, pero se halla anclada en experiencias existenciales vinculadas a la repetición de rutinas, costumbres, hábitos del todo insignificantes... al menos hasta que haya un proceso de recuperación de la memoria, tal y como se contempla en este cómic. 


Y por supuesto, tratándose de un cómic, Las personas de los apartamentos dorados atrapa al lector por la belleza (sea eso lo que signifique) de sus imágenes, sabiamente yuxtapuestas y entrelazadas con las palabras que articulan el texto.