La ciencia ficción verdadera, la constituida por plausibles ficciones científicas ―y no la que se limita a aportar decorados futuristas a la historia―, es una rareza, una singularidad. Y cuando se da, produce satisfacción. Marc-Antoine Mathieu lo consigue con un díptico singular: el constituido por Deep Me + Deep It. Es ciencia ficción verdadera por cuanto la historia que Mathieu nos cuenta se basa en la plasmación, aquí mediante cómic, de una hipótesis con visos de cientificidad. Es la hipótesis que anima la teoría de la singularidad, según la cual el futuro está en las máquinas. No desvelaré ya más, para no destripar este cómic tan atractivo.
Una singularidad añadida a este díptico es su carácter no ya meramente existencialista, sino existencial en el profundo sentido filosófico de un término que linda de algún modo con la poesía.
Finalmente. la tercera singularidad de esta obra de Mathieu es su osadía (si se puede hablar así) formal. Esto es, su poética.
En absoluto defrauda, más bien al contrario.
[Me recordó en algún momento a The Cage, otra rareza, esta vez de Martin Vaughn-James.]
No hay comentarios:
Publicar un comentario