Los hijos de los otros es el primer volumen de la trilogía Contrapaso, escrita y dibujada por Teresa Valero. Es también el primer cómic de autoría completa de esta dibujante madrileña y ofrece una composición formal extraordinaria que sirve para que el lector se sumerja en el escenario y conozca a los personajes fijos de la obra. Ahora bien, respecto a Mayores, con reparos, el segundo volumen de la trilogía, el guion de Los hijos de los otros adolece, en mi opinión, de un exceso de hilos conductores del relato, si bien se encuentran finamente entrelazados en el apartado gráfico que favorece la narración. Son temas mayores que revelan lados muy oscuros del franquismo (la acción transcurre en 1956): la psiquiatría al servicio del Régimen oficial ―en nombre de una eugenesia biológica―, las adopciones ilegítimas de bebés ―en nombre de una eugenesia social―, todo ello aderezado, en el mismo guion, con la presentación de los conflictos universitarios iniciados aquel año, el chabolismo de Vallecas, el cura obrero exfalangista, el mundo de los vencedores y de los vencidos, la mujer reducida a las labores domésticas, el periodismo intentando sortear la censura... incluso el periodismo clandestino y en cierto modo liberador. Un exceso narrativo, aunque bien resuelto, en correspondencia con lo mejor de la novela negra y criminal en su vertiente social.
No deja de ser brillante la primera entrega de Contrapaso, un brillo no diré que sobrepasado por la segunda entrega y que promete una también brillante culminación de la trilogía.
Los cincuenta fueron los años, en fin, de la juventud de nuestros padres y los de la autora, lo cual excluye las simplificaciones argumentales.
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