Salud y tebeos

Salud y tebeos
Mantened los ojos bien abiertos.
(Winsor McCay)

jueves, 1 de enero de 2015

Kiosco, mejor que amable

Kiosco, de Juan Berrio, se merece este primer post del año. Es como una mañana luminosa y alegre. Tras leerlo, entran ganas de llevarlo en el bolsillo del abrigo, por si acaso algún bajón o incertidumbre o mal augurio se apodera de uno a lo largo del día.


Porque de eso se trata. Tal y como ya hiciera Berrio en Miércoles, Kiosco expone a través de sus páginas una jornada particular. Solo que aquí hay mayor concisión. Y acaso mayor reflexión. Ante los ojos -y la conciencia- del lector pasa la vida, pasan personas y otros animales, pasa el cielo, llueve, escampa, llega la noche y vuelta a empezar. No sin antes descubrir cómo se puede recoger algún instante único del día y dibujarlo en un lienzo. La mirada del que lee se confunde con esa otra mirada, la del simpático protagonista de Kiosco que es, de verdad, inasequible por completo al desaliento y le depara una sorpresa final. Porque al fin, para qué engañarnos, el arte escapa de este mundo, aunque puede mejorarlo.

Tras la aparente sencillez de Kiosco se esconde una maestría y un saber hacer del autor. Berrio muestra aquí, en esta novela "sin palabras" que es Kiosco, un dominio gráfico y visual que, en efecto, supera al lenguaje verbal. Para qué añadirle palabras.


Aunque ya sabemos que "la vida no es una historieta, baby", no estaría de más que esta, la vida, se contagiara del buen rollo que exhala Juan Berrio en Kiosco. Por aquello de que el arte puede mejorar la vida siquiera sea apreciándola, como en este caso, desde un Kiosco. 

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