Una grata sorpresa de inicio de curso: Contra las
cuerdas.
19.09.2014
Leyendo Contra las cuerdas (On The Ropes,
2013) se reconcilia uno del todo con la expresión "novela gráfica".
Lo que ocurre es que la historia de esta reciente novela
gráfica es bastante peculiar. La historia de su producción, quiero decir.
El guion es de James Vance (n. 1953) y los dibujos de Dan
Burr (n. 1951).
En 1979, James Vance escribió y estrenó al poco una pieza
teatral titulada así, On The Ropes. La obra funcionó en los escenarios y
le proporcionó al autor un premio nacional de dramaturgia.
Una reposición fallida de la obra en 1981, ms una cierta
insatisfacción por parte de Vance, provocaron en él el deseo de indagar sobre
uno de los personajes de On The Ropes, concretamente sobre el joven Fred
Bloch.
Nació así un precuela teatral de Contra las cuerdas,
escrita por el mismo James Vance. Era la obra en un acto titulada Reyes
disfrazados, que fue estrenada en los escenarios en 1984.
Paralelamente, según cuenta Vance, en 1983 tuvo una
epifanía. Entró en una tienda de cómics buscando información para otra obra y
descubrió las posibilidades que encierran los tebeos para adultos. Se le ocurrió
entonces elaborar una versión de Reyes disfrazados en el medio
redescubierto, es decir, como una "novela" gráfica.
Tras conectar con el dibujante Dan Burr, el resultado fue
una de las obras de literatura dibujada de mayor consideración hasta entonces.
Publicada originalmente a partir de 1988 en forma seriada, Reyes
disfrazados pasó a formar parte del panteón de las novelas gráficas.
Con lo cual Contra las cuerdas, la novedad de ahora,
viene a ser una secuela gráfica, veinticinco años después, del cómic Reyes
disfrazados. Pero no hay que dejar de lado que On The Ropes es a la
vez una secuela en tebeo de una precuela llevada también al tebeo de la obra
teatral titulada Contra las cuerdas.
Ya decía antes que la historia de esta obra es bastante
peculiar.
21.09.2014
De modo que la secuencia es así:
1) 1979:
Contra las cuerdas (OnThe Ropes). Obra de teatro escrita
por James Vance.
2) 1984:
Reyes disfrazados (Kings in Disguise). Obra de teatro
escrita por James Vance.
Ambas obras fueron representadas en los escenarios con éxito
desigual.
3) 1988:
Reyes disfrazados (Kings in Disguise). Novela gráfica con
guion de James Vance y "arte de" (así se refieren en EEUU al dibujante:
art by) Dan Burr.
4) 2013:
Contra las cuerdas (On The Ropes). Novela gráfica con
guion de James Vance y art by Dan E. Burr.
En el origen de esta pequeña y gran saga a la vez se
encuentra el teatro. Su transposición a otro medio, el del cómic, no puede
haber sido más brillante. Significa la consolidación sin fisuras de las
posibilidades de la literatura gráfica.
22.09.2014
Un protagonista principal de Reyes disfrazados se
hace llamar "el rey de España". Es un vagabundo. Su nombre es Sam. Se
hace amigo de Fred Bloch, un crío de trece años que a la busca de su padre
ingresa también en el universo de los vagabundos y al que Sam le bautiza como
"el rey de Francia". Sam y Fred son dos reyes disfrazados, siendo
esta una hermosa metáfora descriptiva de dos vagabundos errantes por el
erial en que se convirtió Estados Unidos en los años treinta pasados,
tras el hundimiento económico y consiguientemente moral que trajo consigo aquel
jueves negro de octubre de 1929. Es el mundo que describió John Steinbeck en
sus novelas (De ratones y hombres, Las uvas de la ira) y que el
cine plasmó en películas de la serie negra o no.
Pero no es la ironía lo que hace que Reyes
disfrazados sea una obra portentosa. Es la luz que emana de su polvorienta
historia, que es la misma luz que emana del carácter de algunos de sus
personajes, lo que le da su peculiar brillo a esta singular novela. Un brillo que no es otro que el de la
nobleza, la de verdad. La nobleza moral.
Reyes disfrazados es también una historia de huidas,
de búsquedas y de encuentros. Y es especialmente una novela de formación (la
formación de un carácter, una personalidad) que se da unida a una toma de
conciencia social por parte de Fred, narrador y centro de la historia. Fred se
integra en la legión de los parias de la tierra y decide pertenecer a ella con
voluntad y conciencia.
Es en esa legión, en fin, donde se encuentran auténticos
reyes disfrazados. No todos lo son, pero haberlos los hay.
24.09.2014
Veinticinco años han transcurrido entre la publicación en
1988 de la novela gráfica Reyes disfrazados y la de Contra las
cuerdas en 2013, también en cómic. El hecho de que la primera fuera en su
origen -1984- una precuela teatral de la segunda, obra de teatro a su vez -de
1979-, es un mero dato circunstancial sobre la producción de estas obras, pues
se cumple aquí la ley según la cual el orden de los factores no altera el
producto.
Sin embargo, en el plano de la novela son cinco los años que
separan los hechos narrados en una y en otra. Ambas están ambientadas en el
Estados Unidos de la
Gran Depresión. Pero mientras la historia de Reyes
disfrazados transcurre bajo la presidencia de Hoover en 1932, la descrita
en Contra las cuerdas sucede en 1937, esto es, cuando las políticas
emprendidas por el New Deal de Roosevelt, presidente de aquel país desde
1933, comenzaban a dar tímidos frutos.
Una esas políticas consistió en la creación en 1935 de la Works Progress Administration (WPA).
Digamos que en Contra las cuerdas hay más tramoya,
más juego escénico que en Reyes disfrazados. Imagino que asistir a una
representación de On The Ropes en el escenario supondrá participar de
una impactante experiencia de teatro dentro del teatro. Y es que en esta obra
son varios los hilos narrativos que se van trenzando hasta la confluencia final
y uno de ellos transcurre en el mundo del espectáculo circense.
De nuevo, el personaje central de Contra las cuerdas es el adolescente Manfred Bloch. Y de nuevo, hay aquí otro personaje adulto que
ejerce un papel protector del muchacho. Lo que fuera Sammy -rey de España- en
Reyes disfrazados (a modo de contrafigura moral, ascendiente de Fred),
viene a ser en Contra las cuerdas Gordon Corey, un escapista de feria.
Tanto Sam como Gordon huyen, escapan. Y Fred participa en esas respectivas
huidas como asistente en un proceso irreversible de acceso a la vida adulta.
Otro hilo narrativo, arquitectónico, de Contra las
cuerdas tiene que ver con las luchas obreras de entonces. La sustancia
dramática de ese hilo se centra en la guerra sucia sin cuartel que los
reventadores de huelgas, verdaderos asesinos a sueldo, emprenden contra los
organizadores de las protestas. Iremos viendo cómo Fred Bloch pasa a formar
parte de una célula del Partido Comunista y accede a prestar un servicio
valioso a la causa. Veremos también a una pareja de facinerosos sin escrúpulos.
Y a una periodista impasible. Y alguna carga policial injustificada.
Hay bastante más en esta historia, incluida la sacudida
sentimental. La densidad narrativa propugnada por el movimiento de la novela
gráfica encuentra en Contra las cuerdas un cumplimiento satisfactorio.
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