Por muchas vueltas que se le dé, el conocimiento directo de
un autor, basado en el acceso directo a sus fuentes, siempre es más interesante
que el conocimiento de segundo grado obtenido por interpretaciones,
monografías, descripciones, ensayos sobre el autor en cuestión.
Pero el conocimiento de un autor a partir de sus fuentes no
se limita al escrutinio de sus obras. Hay otro tipo de documentos, impresos en
papel o en formato audiovisual -entrevistas, declaraciones, documentales,
correspondencia (cartas), grabaciones, textos radiofónicos, cinematográficos y
televisivos, intervenciones diversas- que muestran la realidad de un autor como
el suelo desde el que germinan sus obras.
En realidad, este es un planteamiento polémico. Una cosa es
la realidad de un autor, qué duda cabe, y otra cosa muy distinta es el valor de
una obra, considerada desde la posición del que la recibe, el fruidor.
Sin embargo, hay autores que a lo largo de su obra
identifican su producción con su yo. O al menos con un yo impostado,
construido, pues es imposible trascender a través de dibujos y palabras algo
así como una entidad denominada "el yo".
Robert Crumb es uno de esos autores que optan por seguir su
corriente de conciencia sin censuras exhibiéndola en sus dibujos cuando se
tercia. Aun así, o precisamente por ello, en el caso de Crumb enriquece un
montón conocer otras fuentes de sí más directas aún que sus obras.
Y por tanto, hay un par de libros muy recomendables para
conocer de primera mano la realidad de R. Crumb.
Uno de ellos es: R. Crumb. Entrevistas y cómics.
Y el otro: Tus ganas de vivir me horrorizan.
De primera mano.
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