Salud y tebeos

Salud y tebeos
Mantened los ojos bien abiertos.
(Winsor McCay)

jueves, 20 de febrero de 2014

El giro pragmático en la consideración de los cómics

Creo que era Oscar Masotta quien decía algo así como que no es que nos interesan los cómics porque somos modernos, sino que es que los cómics son modernos per se.

Supongo que esta modernidad inherente a los cómics es inseparable de las condiciones de producción, de distribución y disfrute de los mismos. Ya que en tanto que productos del noveno arte, los cómics se inscriben de plano en aquello que Walter Benjamin caracterizó como la obra de arte en la era de la reproductibilidad técnica. Y no solo por lo que a la pérdida del aura de la obra de arte moderna se refiere.


Propiamente hablando, la inscripción de los cómics en esta esfera no se corresponde con aquel sentido estricto -establecido por Benjamin- referido a la necesaria mediación de aparatos tecnológicos que se da en el cine, tanto para la producción de películas (mediante la cámara) como para su posterior reproducción (a través del proyector).

Pero la mediación requerida para acceder a una historieta no se limita a las técnicas de ilustración, impresión y edición de textos e imágenes, pues los cómics, por su naturaleza original, pertenecen también al ámbito de los medios de información de masas.

Una comprensión cabal del fenómeno de la historieta no habría de limitarse, entonces, al análisis estilístico de las viñetas junto a su concatenación secuencial o narrativa (dimensión morfosintáctica), así como tampoco habría de limitarse al análisis de las relaciones de significado establecidas por ellas (dimensión semántica). Los tebeos son por su propia naturaleza artefactos de difusión masiva. Un acercamiento a la realidad de los mismos no debería excluir, por tanto, los análisis de sus procesos de producción y distribución, así como el de las relaciones económicas y jurídicas -contractuales y de propiedad- establecidas entre guionistas, dibujantes, impresores, editores, comerciales... incluyendo el análisis y comprensión de los tipos de soporte y de formato en que se plasman las historietas, hasta llegar a vislumbrar las condiciones en que estas son percibidas por el fruidor (dimensión pragmática).

Y es que el giro pragmático que en las últimas décadas del siglo pasado afectó a los estudios de índole filosófica y cultural, acabó extendiéndose también a la consideración intelectual de los cómics.

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