Salud y tebeos

Salud y tebeos
Mantened los ojos bien abiertos.
(Winsor McCay)

martes, 12 de noviembre de 2013

Luba

El universo de la ficción está lleno de heroínas, que es, al igual que los héroes, como antes se llamaba a los personajes principales de las narraciones y de las obras dramáticas.

Las heroínas son mujeres de fuste que, en la mayoría de los casos, fueron concebidas y creadas por hombres.

Aunque hay en esto, como en todo, grandes excepciones: La princesa de Clèves (publicada de forma anónima en 1687 y atribuida a Madame De La Fayette), Mrs. Dalloway (de Virginia Wolff) y Scarlett O'Hara (de Margaret Mitchell) son algunos ejemplos de mujeres concebidas por mujeres.

También el territorio cómic tiene sus heroínas.

Una de ellas es Luba, enorme criatura de Gilbert "Beto" Hernandez.


Aunque Luba en realidad es una heroína que ejerce como centro o referente de otras muchas heroínas.

Y es que tanto Gilbert Hernandez como su hermano Jaime -los Hernandez Brothers o Bros Hernandez- realizan cada uno, desde su mirada personal y postunderground, una representación ficcional genuina y certera de mujeres que son muy creíbles. (Metaficción postunderground de la transvanguardia: cultura de prefijos, vacío de lenguaje.)

Estoy por decir que si un valor que se le reconoce a Pedro Almodóvar es su acierto al representar la mirada femenina en sus filmes postmodernos, ese aspecto de su cine es aguachirle en comparación con la vívida representación de mujeres realizada por los hermanos Hernandez en sus cómics.

20.11.2013


Luba es el personaje central de buena parte de la narrativa de Gilbert Hernandez. Es hija del indio Eduardo y de María, por lo que a veces alguien se refiere a ella como "la india Luba". Tiene dos hermanastras por parte de madre, seis hijas y un hijo, más otro -el primogénito- que presumiblemente se lo robaron en la clínica para venderlo nada más nacer. Son hijos e hijas de diferentes padres. Tiene también una prima, Ofelia, con la que pasa buena parte de su vida y es la que cuida a sus hijas pequeñas. Y una sobrina, Venus. Y un marido y amante duradero, Khamo... Cada uno de estos personajes establece relaciones con otros personajes, los cuales a su vez también se relacionan con otros y así. Con lo cual, tenemos un universo narrativo sumamente poblado.

La centralidad de Luba, entonces, no consiste en que ella sea el foco permanente de la narración. Consiste, más bien, en que opera a modo de polo magnético, a modo de referencia a la que remite la mayoría de los personajes de ese universo ficticio. Y Luba es una referencia a la que remite también la imaginación del lector.

Se trata en todo caso de personajes que están vivos, es decir, nacen, crecen, envejecen, etc.


Tras las historias de Palomar y de Río Veneno, Beto Hernández siguió publicando diferentes cómics de historietas referidas al universo de Luba. Luego fueron sucesivamente recopiladas en tres tomos titulados cada uno:

Luba en Norteamérica,


El libro de Ofelia


y Tres hijas,


La sucesión encadenada de tramas y personajes continúa en esta serie, si bien centrada ahora en avatares de la familia de Luba.

La transición entre esta etapa estadounidense de la heroína y su anterior estadía en Palomar la establece Gilbert Hernandez en las últimas historias del segundo tomo de Palomar. La diferencia entre ambas series es muy notable y a favor de la primera, la que transcurre en aquel pueblecito "más allá de la frontera del sur de los Estados". Con todo, el arte tebeístico de Beto se impone igualmente al lector.

De entre las muchas historias de la serie de Luba en Norteamérica, destaca tal vez la de Doralis, que es la que cierra el ciclo. Es tan conmovedora como la historia de Tonantzin, correspondiente al primer ciclo, el de Palomar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario