En esta entrevista a Gilbert Hernandez (de Abril de 2007) que encuentro en el Blog de Espiral,
tras ser descrito Beto por el entrevistador
como "uno de los nombres más exitosos de los cómics alternativos" y
en referencia a su forma de trabajar, él responde (subrayado mío):
"Sí. Así es la clase de cómics que hago, y que hace
mi hermano; en verdad nadie más los hace. Es un tipo de cómics alternativos que
principalmente sólo hacemos mi hermano y yo. Todos los demás recurren al
Panteón porque tiene una trágica biografía que contar. Yo no tengo problemas
con eso, sino que simplemente intento hacer sólo historias con imaginación –sólo historias pasadas de moda, ¿no?"
Si, según vamos viendo y diciendo, el componente
auto-biográfico es un elemento constitutivo de muy buena parte de la novela
gráfica actual, con todos sus gozos y sus sombras, Gilbert Hernandez (junto con
su hermano Jaime) parece desligarse de dicha tendencia egocentrista. Lo suyo es
más la pura imaginación, la creación de personajes y tramas que configuren
historias más acá o más allá de la cotidianidad, antes que la exposición
directa de la experiencia vivida. Esta postura recuerda un poco a la que
mantiene entre nosotros Santiago Valenzuela, quien lejos de contarnos su vida,
nos muestra un universo imaginario -el Micromundo- en que discurren las
aventuras del Capitán Torrezno.
Vista así la cosa, podría parecer que tanto Hernandez como
Valenzuela estarían en el mundo del cómic más cerca del mainstream o
corriente principal (la ficción superheroica y el tebeo de género
especialmente), que de las narrativas alternativas posteriores al underground.
Sin embargo, tampoco es así. Ya que tanto en un caso como en otro, estamos
hablando de autores que crean ficciones ciertamente alternativas.
¿Alternativas a qué?
Pues al mainstream, precisamente. Siendo aquí, en la
noción de mainstream donde se halla el quid de la cuestión.
Las aventuras de Torrezno pueden ser leídas como uno de los
reversos, sumamente castizo, de la literatura de superhéroes. En ellas
Valenzuela explora los límites de la imaginación heroica, elaborando un cóctel
propio que pasa tanto por Moebius como por Ibáñez y otras hierbas. No cabe duda
de que el suyo es un empeño imaginativo de altos vuelos, alejado de la mera
exposición de su vida.
El caso de Gilbert Hernandez es menos obvio en lo que
estamos tratando, ya que sus ficciones son de índole costumbrista. Ciertamente, la obra de Beto es un ejercicio de imaginación
que se aleja de las automanifestaciones que abundan en la literatura gráfica
actual. Sin embargo, no es menos cierto que dicha obra configura no solamente
una gran novela, sino que es una enorme novela familiar.
Y es por ahí, por el lado de la representación de las
relaciones intrafamiliares de Luba y los suyos, por donde se cuela, o se puede
colar, el elemento autobiográfico de Gilbert Hernandez a lo largo y a lo ancho
de su obra. No es ya que toda representación sea indiscernible de la conciencia
de todo autor; es que en el caso de Beto, sus historias rezuman una
autenticidad inherente a su propia persona. Y sea o no así, esta literatura es
pasto abonado para los aficionados al psicoanálisis o, lo que viene a ser lo
mismo, se presta a múltiples lecturas psicoanalíticas.
Queda claro, entonces, que lo que convierte en alternativa a
una modalidad de cómic respecto a la corriente principal no es la
presencia o ausencia directa o indirecta del yo del autor en su obra. La cosa
no va por ahí. Lo que marca la diferencia habría que encontrarlo en otros
respectos, los cuales no dejan de ser más o menos los mismos que convierten
ciertas narraciones y dramas en auténticos textos literarios o en literatura
sin más.
Y todo ello, independientemente de que estemos ante
historietas de género, de superhéroes o de "novela gráfica". Ya que,
bien mirado, la única alternativa que hay ante lo que predomina, la corriente
principal que como tal es cambiante, es la creación artística, la cual debe
pasar siempre por la originalidad entendida, eso sí, como autenticidad.
Por otra parte, es corriente caracterizar lo alternativo (no solo en cómic, también en cine, literatura, música, etc.) refiriéndose a los canales de edición, de distribución, de difusión... alejados de las majors que imponen sus criterios y acaparan el mercado. En realidad, eso caracterizaría más bien lo independiente. Pueden darse juntamente los dos, ser alternativo y ser independiente, aunque se puede ser independiente sin ser alternativo y, por supuesto, ser alternativo sin ser independiente.
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