Salud y tebeos

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Mantened los ojos bien abiertos.
(Winsor McCay)

viernes, 4 de enero de 2013

Olympe de Gouges

Catel Muller y Jose-Louis Bocquet publicaron en 2007 Kiki de Montparnase, libro del cual ya dimos cuenta en este hilo.

Ahora han repetido la fórmula y el formato con Olympe de Gouges.


 Se trata de un nuevo biomic (biographical comic) realizado por esos autores, palabra que me invento como transposición de biopic (biographical picture).

Esta vez el personaje elegido es también una mujer francesa. Y el escenario de la revolución vanguardista de las artes del París de las primeras décadas del siglo XX en que vivió Kiki ha sido sustituido ahora por el escenario de la Revolución política de la Francia del XVIII en que vivió Olympe.


 La estructura de la obra, como digo, es la misma en ambos casos. El minucioso y amplio relato dibujado, claro y preciso, es seguido por unos apéndices documentales que incluyen una cronología de la época, una síntesis biográfica de los personajes que intervienen en la trama y una más que suficiente bibliografía. De igual modo, los personajes históricos son dibujados de un modo reconocible y fiel a su imagen pública.
De este modo, estamos hablando de libros que de alguna manera satisfacen aquella recomendación ilustrada que consiste en instruir deleitando.

Olympe de Gouges, pseudónimo de Marie Gouze (1748-1793), fue una femme de lettres del siglo de las luces.


Su reconocimiento actual procede de un hecho singular: en 1791 publicó una Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, una especie de reverso femenino de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano que la Asamblea Nacional Constituyente francesa había aprobado en 1789.

Ese texto de Olympe de Gouges la convierte en una importantísima precursora de la revolución feminista, junto a la Vindicación de los derechos de la mujer (1792) de Mary Wollstonecraft. La palabra "feminismo" no exista por entonces, pero estas dos mujeres de letras entendieron que la mera razón se opone a la diferenciación de derechos y deberes en función de los dos sexos del ser humano.


Olympe de Gouges fue también una adelantada al denunciar la infamia de la esclavitud. Su obra más conocida en esta línea fue la obra de teatro La esclavitud de los negros (L’esclavage des noirs), la cual fue publicada en 1792, si bien fue inscrita en el repertorio de la Comédie-Française en 1785 bajo el título de Zamore y Mirza, o el feliz naufragio (Zamore et Mirza, ou l’heureux naufrage).

No obstante, la guillotina, la máquina igualitaria que instauró la Revolución, dio cuenta de la vida de esta revolucionaria mujer.



Hubieron de pasar casi dos siglos para que la importancia de Olympe fuese valorada en su adecuada dimensión. Así, el último dato que cierra el apéndice cronológico del cómic Olympe de Gouges es:

- 6 de marzo de 2004: se inaugura la plaza Olympe de Gouges en París bajo la V República.


El cómic Olympe de Gouges es rico en lecturas y en documentación (esto de la buena documentación empieza a ser una dominante en el tebeísmo actual). La nómina de personajes históricos que intervienen en la trama es de primer orden, seguramente debido al espacio y el tiempo en que transcurren los hechos narrados.

Por ejemplo, en un siglo -el XVIII- en el que les philosophes tenían una presencia real no solamente en los salones ilustrados de París, cabe destacar cómo este libro muestra la influencia contrapuesta de Voltaire y de Rousseau en el plano de las ideas y las actitudes.

Un dato valioso que aporta el apéndice biográfico del libro es el referido al doctor Guillotin:

Hasta que murió en 1814, a los 76 años, Guillotin se lamentaría de que su apellido se asociara a la famosa máquina, ...

Y es que, según leemos:

El doctor Antoine Louis fue el que, con ayuda de un mecánico alemán, puso a punto una máquina italiana ajustándole un filo oblicuo. Al principio la llamaron "Louison" o "Louisette"; luego se le dieron nombres como "la cuchilla nacional", hasta que por fin recibió su denominación definitiva, en honor a su promotor: la guillotina.

En efecto, lo que hizo Gullotin fue defender el empleo de la máquina nueva como procedimiento igualitario de ejecución capital. Y es que en el Antiguo Régimen las diferencias estamentales o sociales determinaban diferentes formas de ejecución.


Pero a mí, desde la perspectiva  documental, lo que más me ha gustado de Olympe de Gouges ha sido la experiencia de leer una historia abreviada de la Revolución. Más en concreto, me ha gustado ver cómo son los ciudadanos la fuente de la iniciativa política. Cómo se construyó una gran nación sin dirigismo previo, con la voz de todos los que quisieron participar en ese proceso. Y cómo los excesos fueron a la vez acompañados de aciertos.

Eso sí, la cabeza de la voz que un día era escuchada y seguida con entusiasmo, el día siguiente podía rodar por efecto de la guillotina.

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