Salud y tebeos

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Mantened los ojos bien abiertos.
(Winsor McCay)

lunes, 6 de agosto de 2012

Logicomix

Qué sea en su factura Logicomix es lo de menos. En palabras de sus autores: "Es -y quiere ser- una novela gráfica". Para mí es un cómic singular y sorprendente. Narra un periodo importante de la historia de la filosofía de las matemáticas.


El personaje central de la obra es uno de los filósofos más interesantes y completos del siglo XX: Bertrand Russell.


Pero Logicomix no es una biografía completa de Russell, que vivió casi cien años. El libro contiene, con todo, importantes elementos biográficos del filósofo británico. En especial referidos a las primeras décadas de su vida.

De un modo más que llamativo, Logicomix consigue introducir al lector en un asunto especializado: el llamado "el problema fundacional" de las matemáticas, esto es, el problema de encontrar un fundamento lógico para la aritmética y, a partir de ella, para el entero edificio de la matemática. Se trata de un episodio intelectual que se inicia con la aparición de la nueva lógica de Boole y con los planteamientos logicistas de Frege. Toda una aventura del pensamiento que se vio alterada de raíz cuando Russell descubrió su famosa paradoja concerniente a las clases que se autoincluyen.


No es plan de detallar aquí ahora el meollo del asunto. Lo que les garantizo es que si acometen la lectura de Logicomix no se verán defraudados ni se sentirán impotentes ante su comprensión. Eso sí, verán desfilar por la obra a grandes pensadores, excéntricos en algunos casos, sin los cuales hoy posiblemente no estaríamos comunicándonos con nuestros ordenadores y a través de internet.

Además de su interés por la lógica matemática, y tras dejar en cierto modo en segundo plano ese interés, Bertrand Russell fue un filósofo comprometido con causas variadas: el pacifismo, la educación... aparte de otras materias filosóficas. Así, la explicación de la historia de Logicomix corre a cargo de un Russell dando una conferencia en EEUU al comienzo de la II guerra mundial y acerca de la lógica aplicada a los asuntos humanos.


Conseguir presentar en un cómic una historia tan abstrusa con garantías de éxito depende totalmente del arte de la composición de sus autores. De hecho, el artífice principal del relato, el griego Apostolos Doxiadis, ya consiguió hace unos años entusiasmar a muchísimos lectores con una novela referida a un problema matemático: El tío Petros y la conjetura de Goldbach.

Y es que el progreso de la educación para todos conlleva que fenómenos como el que comentamos no caigan en saco roto. Presentar lúdicamente materias abstractas que son comprendidas por muchos va siendo usual en nuestras sociedades postilustradas.

Pero no todo en Logicomix es historia de la lógica.

Hay también una incursión de la perspectiva de los autores del libro en lo que nos cuentan.

Y lo hacen a través del procedimiento de la autorreferencia; un recurso, ya vimos, poco menos que constante en el historietismo actual.

(Que por cierto, esto de la autorreferencia por parte de los narradores de Logicomix casa muy bien con el núcleo del problema fundacional tal y como fue revelado por la paradoja de Russell.)

En Logicomix aparecen los autores de la obra en Atenas, su ciudad, mientras debaten acerca del libro que están escribiendo. Nos acercan así a su propio mundo en su propio ambiente.


Una de las claves del libro, sobre el cual se centran sus guionistas, es el tema: "Lógica deriva de locura".

El fantasma de la locura como fundamento de la búsqueda de la certeza matemática y lógica.


Y bueno, para terminar, diremos que la incursión de los autores de Logicomix en el contenido de la historia que cuentan, la hacen a través de una representación actual de La Orestiada de Esquilo en la Atenas contemporánea.


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