Vamos viendo que la guerra, los conflictos bélicos, son
materia propicia para el cómic (lo mismo que para el cine y otras formas de
literatura). De hecho, este hilo se inició con motivo de la publicación de Nuevas hazañas bélicas. La última guerra civil española como escenario,
también en ¡No pasarán!.
Pero la guerra, los conflictos bélicos, no solamente sirven
como escenarios donde representar acciones de tensión y de lucha a muerte. La
representación de un entorno bélico puede también servir a propósito para
desenmascarar el absurdo, la irracionalidad y el sinsentido de la guerra, de
todas las guerras.
Tal parece ser el empeño de Will Eisner en su obra El
último día en Vietnam. Una guerra esta, por cierto, la de Vietnam, que
cuenta en el imaginario de nuestra generación de un modo prominente como
representación del disparate mortal.
Eisner explica en la Introducción a esta obra su larga
relación con el ejército de EEUU desde 1942, primero durante la II G. M. como
militar y después como civil en Corea y en Vietnam, hasta 1972.
El caso es que la amplia carrera de Eisner como profesional
se divide en tres etapas. La primera corresponde a sus años de formación y
primeros trabajos como historietista y sobre todo al periodo de The
Spirit (1939-1952). La tercera, desde 1978 hasta 2005, año de su muerte, se
inicia con la publicación de Contrato con Dios y culmina con La conspiración. Es el
periodo dedicado por Eisner a las novela gráficas, de las que dejó un puñado de
títulos magistrales.
Entre una y otra etapa, en el periodo 1952-1977, Will Eisner
fundó una empresa dedicada al medio de la ilustración pero alejada de la
producción de historietas. Y fue en esos años cuando trabajó como civil para el
ejército de EEUU. En concreto, mediante su estrecha colaboración en el diseño y
las ilustraciones de la revista castrense PS Magazine, una publicación mensual,
tipo comic book, pero dedicada a divulgar entre las tropas el denominado
"mantenimiento preventivo".
Y esa colaboración de Eisner en los programas de
mantenimiento preventivo fue la que le sirvió para conocer muy de cerca el ámbito
militar. Es la fuente, a la vez, que le nutriría de multitud de anécdotas y de
peripecias humanas vinculadas a ese ámbito.
El último día en Vietnam consta de seis historietas
cortas, la primera de las cuales da título al volumen. Son historietas cortas
por su factura, pero en sí mismas encierran seis grandes historias cargadas de
humanidad.
Y como decía al principio, estas historias le sirven a
Eisner para mostrar el sinsentido de todas las guerras, a partir de una certera
caracterización de sus principales actores, el personal militar.
Como siempre, la técnica narrativa de Eisner en esta obra
innova de un modo excepcional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario