Salud y tebeos

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Mantened los ojos bien abiertos.
(Winsor McCay)

miércoles, 21 de julio de 2021

Futurópolis y el valor del DIY


La verdadera historia de Futurópolis
 es la historia de un capítulo importante de la extensa historieta francesa, representado en este cómic por una de sus protagonistas, Florence Cestac. Dentro del más puro estilo caricaturesco BD (modalidad narizotas), el relato de la dibujante normanda se ubica en el lado de sectores tan imprescindibles para el medio como son la librería especializada, la editorial específica o la distribuidora, que fueron a fin de cuentas las tres actividades desempeñadas en distintos momentos por la firma Futuropolis durante los años que sobrevivió como independiente. Pero una firma, una empresa, no es una mera marca al margen de quienes la forman (escribe Jean-Luc Cochet al final de su prefacio del tebeo de Cestac: «Se sabe que, en un collar, no son las perlas lo que importa, sino el hilo»), y así nuestra autora combina el aliento de los fundadores de Futurópolis (ella misma incluida, junto a Étienne Robial) con la narración de la historia de la empresa. La librería adquirida en 1972 dio pie en 1974 a una editorial con el mismo nombre, Futuropolis, que fue vendida en 1988 a Éditions Gallimard. El cómic transcurre entre 1972 y 1994, que es el año en que Robial abandonó definitivamente la firma. En el tebeo, los avatares de los protagonistas se enmarcan en el desarrollo de su actividad laboral, la cual se desempeñó en el ámbito de la bande dessinée e incidió notablemente en su progresión. La Véritable Histoire de Futuropolis fue publicada originalmente en 2007. Supongo que la urdimbre personal, profesional e histórica que articula este relato es lo que justifica la calificación de novela gráfica que se le atribuye, por ejemplo en la reciente edición en nuestro idioma por parte de Dolmen Editorial (2021). 


La presencia de historietistas tan notables como Philippe Druillet, Jacques Tardi o Edmond Baudoin, tan vinculados a la editorial, o la mostración de cómo L'Association fue la digna heredera del espíritu de Futuropolis, informan gráficamente del devenir de la historieta francesa en el último cuarto del siglo pasado. Aunque a mí, lo que más me ha llamado la atención en La verdadera historia de Futurópolis es que aquí se muestra la importancia y el valor del "Do It Yourself" (DIY, "Hazlo tú mismo") como signo de una generación en particular (la de los artífices de Futurópolis), pero también como una actitud de contestación ante las imposiciones o imperativos reinantes en cada momento. Es una actitud autogestionaria que conecta, en el ámbito de la historieta, con el aire contracultural que caracterizó al cómic underground, nacido en tiempos de Futurópolis (y manifestado entre nosotros en 1973 con El Rrollo enmascarado).  


La historia de Futurópolis transcurre en los últimos años de la era analógica y corre paralela a la implantación progresiva del neoliberalismo como forma dominante en la economía política contemporánea. Bajo esas circunstancias, sobre todo en los setenta y los ochenta pasados todavía era posible  adoptar el espíritu de la autogestión y del DIY en el orden empresarial (y no solo en este). Tal fue el caso de Futurópolis, pero al final sus responsables se vieron desbordados por las exigencias del funcionamiento y especialmente acuciados por el problema de la distribución, fuera del alcance de una pequeña empresa, que finalmente los hundió económicamente (es tremendo el poder de la distribución para aniquilar negocios editoriales). 


La figura de Tardi y su "anarquismo pequeñoburgués" (como se decía en aquella época) sobrevuela por La verdadera historia de Futurópolis. Es a él, autor de La véritable historire du soldat inconnu ―historieta que fue publicada en 1974 en la colección 30/40 de Futurópolis, en los inicios de su actividad editorial― a quien remite el título del cómic de Florence Cestac. 


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