Salud y tebeos

Salud y tebeos
Mantened los ojos bien abiertos.
(Winsor McCay)

martes, 27 de junio de 2017

La bola de cristal de Miguel Brieva

No es difícil imaginar a Miguel Brieva entre sus 10 y 14 años de edad viendo un sábado por la mañana en la tele el programa La bola de cristal. Eran los ochenta del siglo pasado y aún era posible el prodigio en la televisión (la verdad es que no sé si lo seguirá siendo). El asunto de La bola, dirigido por Lolo Rico, consistía en ofrecer en ese medio una síntesis de representación gozosa y discurso liberador, o cuanto menos reflexionante, bajo un disfraz de entretenimiento aparentemente infantil.

El caso es que los tebeos de Miguel Brieva participan hoy en día de ese mismo tipo de prodigio aunque sea en otro medio, el comicográfico, abiertamente ahora dirigido a los adultos o, mejor, para todos los públicos (como a fin de cuentas ocurría con La bola de cristal de la tele).

Las bolas de cristal en general son traslúcidas y transparentes. La gráfica y los textos de Brieva también.



Todo esto viene a cuento de La gran aventura humana, el reciente artefacto en tebeo de Miguel Brieva, cuyo subtítulo es Pasado, presente y futuro del mono desnudo. Se trata de una recopilación de viñetas e ilustraciones del autor -aparecidas en los últimos años en diferentes medios- que operan como ladrillos cuya argamasa aglutinadora es la propia escritura de Brieva, compuesta esta por un montón de pastillas o píldoras presentadas a manera de aforismos, pensamientos, chistes, breves relatos, ocurrencias... todo un arsenal de recursos al estilo de la literatura fragmentaria.

Pero no es una literatura en plan ars gratia artis ("el arte por el arte"). En La gran aventura humana, igual que sucede en los restantes libros de Brieva, hay una gran cantidad de referencias filosóficas en su discurso. Se percibe de inmediato, además, que dichas referencias están ordenadas y orientadas en un sentido, el cual no es otro que la apuesta por la razón y la razonabilidad como marcas distintivas de una vida buena. Dicho sentido configura una agenda que incluye el anticapitalismo y el decrecimiento, la cooperación, el cuidado mutuo y de sí, el respeto a la naturaleza, la democracia directa, la renta básica, la cultura compartida... Un sentido, pues, claramente militante a favor de una vida emancipada y libre. (En otro post [aquí] saqué a colación el 15M a propósito de Lo que (me) está pasando, la novela gráfica de Miguel Brieva.)

No estamos entonces ante unos ejercicios de filosofía académica, sino más bien ante un exponente de filosofía mundana (en el mejor sentido que Kant dio a ambas expresiones, filosofía académica y filosofía mundana), presentada con el buen humor tan característico del lenguaje de los tebeos.



Entre las fuentes intelectuales y morales de Miguel Brieva se encuentra de un modo reconocido y reconocible, junto a autores como Agustín García Calvo, Sánchez Ferlosio, Ramón Fernández Durán y otros, el filósofo Santiago Alba Rico. Este escritor y ensayista político, además de ser hijo de Lolo Rico, directora de La bola de cristal, fue guionista de Los electroduendes, primera parte o sección de aquel programa, una sección dirigida en principio a la infancia. ¿Recuerdan? "¡Viva el mal! ¡Viva el capital!" era el lema de la Bruja Avería (y el título de uno de los libros de Alba Rico).

Otro de los guionistas de La bola de cristal fue el también filósofo Carlos Fernández Liria, profesor de la Complutense y coautor, con el Grupo Pandora, de un manual de la malograda asignatura Educación para la Ciudadanía junto a otro de la también extinta -en virtud de la LOMCE- Filosofía y Ciudadanía. Ambos libros de texto están ilustrados precisamente por Miguel Brieva.

Las fuentes gráficas de Brieva, como puedan ser Robert Crumb y Moebius, incluso El Roto, son también coherentes con esa perspectiva liberadora que caracteriza su obra; si bien está claro que en el caso de estos autores no podemos disociar su discurso de su apartado significante (gráfico).

Pero bueno, en esta entrada solo quería referirme a La bola de cristal de Miguel Brieva.



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