Por su contenido y oportunidad, Sally Heathcote, Sufragista es un libro importante. Si decir que es necesario suena grandilocuente, podemos ver que no es del todo un libro gratuito o accesorio. Sufragista cubre un hueco, llena un vacío, aporta conocimiento histórico y político, social e ideológico. Recuerda, sobre todo a los jóvenes, que el disfrute de derechos y libertades fundamentales -y en particular el derecho de sufragio universal en que se basa la democracia- no es algo caído del cielo o brotado como las setas; es una conquista social, resultado a su vez de unas luchas individuales. La lucha de unos individuos singulares, varones y mujeres concretos, se halla tras el reconocimiento de la dignidad inherente a cualquier ser humano por el simple hecho de ser humano, tenga el género que tenga.
No obstante, tan ingenuo y erróneo como creer que lo que hay ahora es lo que ha habido siempre, es creer que lo que hay ahora es lo que siempre habrá porque sí. La historia nunca termina. Y lo que es peor, los logros de varias generaciones pueden acabar desvaneciéndose como lágrimas bajo la lluvia debido al retroceso y al olvido. La emancipación personal es un proceso permanente inacabado, igual que es permanente la necesidad de actualización de los logros.
Bryan Talbot se ha manifestado en su trayectoria de autor como un excelente creador del medio. Podríamos decir que el lenguaje secuencial específico del cómic no tiene secretos para él. Además, no ha renunciado a la innovación tanto temática como formal en sus obras más personales (Alicia en Sunderland, p. e.) al aplicar una concepción del cómic entendido como medio.
Fruto de esta concepción fue su colaboración con Mary M. Talbot encargándose de la parte gráfica de La niña de sus ojos. Ahora, en su faceta de escritora de guiones, Mary Talbot ofrece con Sally Heathcote, Sufragista una nueva muestra de su interés por el discurso de género y su implicación en la causa de las mujeres. Por el lado gráfico, desconozco la manera en que la dibujante e ilustradora Kate Charlesworth y Bryan Talbot, respectivamente, se han repartido la parte artística de esta obra.
La narración en Sally Heathcote, Sufragista es más lineal, más "histórica" que la de La niña de sus ojos. También la concepción de las páginas es más convencional, basada en una cuadrícula básica de nueve viñetas, tres por tres, aunque no de un modo exclusivo (de hecho, hay heterogeneidad en la diagramación y en la gráfica de las páginas en función de la distancia de la protagonista respecto de lo narrado). Ante la factura del libro, un lector podría llegar a preguntarse en alguna ocasión si lo que tiene entre manos es un cómic o es un story board a la espera de su realización como película de cine. Tal es el estilo de esta novela gráfica que comentamos.
Pero preguntarse en qué medida Sufragista es un tebeo interesante como tebeo, es decir, en qué medida es importante este cómic en tanto que cómic, supondría algo así como trazar una línea divisoria entre dos clases de tebeos, esto es, entre un tipo de cómic puro, por una parte y una suerte de cómic impuro, por la otra. No ya la distinción clásica entre cómic y libro ilustrado, sino una entre dos clases de cómic separados por una especie de ley de pureza. Lo cual, según veo, es algo forzado, cuando no innecesario o espurio.
En mi opinión, hay cómic cuando hay lenguaje de cómic, de igual modo que hay cine cuando hay lenguaje de cine. Si se acepta que el cómic es un medio específico, se verá que son muchas las posibilidades temáticas y formales de este medio. Y, desde luego, no es lenguaje de cómic lo que le falta a Sufragista.
Y bueno, el hecho de que tanto el cómic como el cine formen parte de la industria del entretenimiento no significa que deba ser este, el entretenimiento, el único fin perseguido por los realizadores de ambas artes.
28.03.2018
Se da la circunstancia de que unos meses después de redactar esta entrada hace tres años, se estrenó en las salas de cine la película Suffragette (Sufragistas en España), una gran producción que tuvo un éxito considerable de público y crítica [aquí la ficha de filmaffinity].
Es una casualidad, supongo, el hecho de que un cómic y una película coincidan tanto (prácticamente hasta en el título) al contar una historia -que viene a ser la misma, pese a ser diferentes- casi simultáneamente. No obstante, tratándose en ambos casos de dos productos magníficos, me resulta inevitable contrastarlos.
Comenzaré por ratificar la opinión que expuse arriba respecto a que Sally Heathcote, Sufragista, aunque pudiera parecer un story board a la espera de su realización como película de cine, no es tal. La riqueza y variedad gráfica que vuelca Bryan Talbot en este tebeo, como hace en todos los suyos, es propia de un medio específico que cuenta con un lenguaje y una poética particulares. El resultado de trasvasar este cómic al cine sería, en el mejor de los casos, una buena película, como lo es Sufragistas, lo cual, ontológica y tautológicamente, no deja de ser otra cosa. Y ya se sabe que cada realidad aporta un tipo de experiencias peculiares.
Además de las diferencias (poéticas, lingüísticas, de producción, de acceso) que caracterizan a cada medio como medio en sí, entre el cómic y el cine suele darse una que es sustancial y que los afecta enormemente. Me refiero al control que un historietista puede ejercer sobre su tebeo, que es muy superior al de un cineasta sobre su película. Ante todo, esta es una diferencia de hecho y como tal graduable. Pero en todo caso, el cine de autor está mucho más mediatizado que el cómic de autor (usualmente un director es menos dueño de su película de lo que un dibujante y guionista lo es de su cómic). Y esto tiene implicaciones importantes en el producto final relacionadas con la libertad creativa.
Por decirlo de algún modo, en Sally Heathcote, Sufragista hay mayor complejidad narrativa que en Sufragistas. Ambos títulos coinciden en un montón de referencias históricas, tanto de sucesos como de personajes reales. Pero la trama en Sally Heathcote aporta mayor información relevante. Por ejemplo, tanto el cómic como la película destacan la importancia de Emmeline Pankhurst al frente de la WSPU (Women's Social and Political Union). Sin embargo, mientras que en Sufragistas se da una visión de Mrs. Pankhurst, protagonizada por Meryl Streep, poco menos que épica, en Sally Heathcot los Talbot sugieren una clara crítica del personaje, lo cual es compatible con la importancia histórica de primer orden que tuvo "Madre", como la llamaban en su entorno (en realidad, las Pankhurst eran Emmeline y sus hijas Sylvia, Christabel y Adela). La sugerencia está clara: el feminismo será transversal, pero está atravesado también por cuestiones de poder y de clase.
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