Puede que el repertorio de historias contables sea eso, un
repertorio contable por ser finito. Al menos en el ámbito de la novela
familiar, entre el libro del Génesis y las peripecias de Orestes, Edipo,
Medea y demás hay un legado de historias de familia disponibles para ser
actualizadas con mejor o peor fortuna.
Y es el arte particular de un autor el que acaso singulariza
de nuevo una vieja historia, reinventándola para el espectador o lector y
reafirmando con ello a la vez su categoría de ser una historia inmortal.
Orson Welles lo sabía.
Come Prima revive una de esas historias de familia.
Pero el mayor logro de Alfred, el autor de esta novela gráfica, estriba en mi
opinión en el plano formal. A través de una sucesión de atractivas viñetas,
este artista construye una road movie (un road comic, mejor) cuyo desenlace, aunque conocido y
sabido, se dilata a favor del puro goce estético del lector (fruidor).
El escenario al que apela Come Prima es esa Italia
destilada mediante el cine y la canción popular que pervive en el imaginario
común. De hecho, Come Prima (Como antes) es el título de una
conocida canción italiana de finales de los años cincuenta, que es cuando se
desarrollan los hechos de la novela. Es una Italia ideal, un constructo
incrustado en nuestra imaginación. Pero es que es en eso en lo que consiste el
arte, en crear artificios que inspiran. Y en jugar con ellos.
La insistencia en el valor singular de cada viñeta se
complementa en Come Prima con un predominio de transiciones entre ellas
un tanto "a la japonesa", es decir, el tipo de transiciones que son
habituales en el manga. Para un lector acostumbrado al tebeo occidental, este
hecho puede ser motivo de crítica, pues se puede acusar en el grafismo y la
composición de la novela un cierto estatismo en detrimento del dinamismo
peculiar de las tradicionales historietas europeas y sobre todo americanas.
No obstante, en la aldea global están desapareciendo a pasos
agigantados las peculiaridades regionales. Así, por ejemplo, en Francia -el
país de Alfred- podemos encontrar hoy en día un tipo de cómic, de bande
dessinée, denominado precisamente la nouvelle manga.
Y esto, más que una hibridación, es un desarrollo insospechado en la historia del
noveno arte que le aporta vitalidad y riqueza.
Así parece haberlo entendido el jurado que ha concedido a
Come Prima el Premio a la Mejor Obra (Fauve D'or) en el Festival de
Angoulême de 2014. Un festival que es al mundo del cómic lo que es el festival
de Cannes al mundo del cine.
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