... lo que caracteriza y singulariza el talento de Alan Moore es que la suya es una imaginación postmoderna. ( ... )
Al cumplir cuarenta años de edad, en la primera mitad de los
noventa pasados, Alan Moore comunicó a sus amistades que había decidido
convertirse en mago. Ahora ha sido publicado en nuestro idioma Ángeles
fósiles, un interesante texto de 2002 en el que Moore expone con brillantez
su personal concepción respecto a la magia, esa faceta que es tan peculiarmente
humana como lo puedan ser la religión, la filosofía, el arte, la política y
hasta la ciencia.
A lo largo de este hilo hemos ido observando ocasionalmente
una intersección entre el universo del cómic -no siempre de ficción- y el
universo del ocultismo, la gnosis, el esoterismo en sus diferentes variantes.
Es como si hubiera una afinidad por simpatía entre el recurso de la imagen y lo
misterioso, cuya raíz se manifestase en el hecho de que una historia de las representaciones
icónicas fuera inseparable de una historia de lo sagrado y de la magia.
Ángeles fósiles no es desde luego un cómic, si bien
está editado aquí en un volumen con variadas disposiciones de página y con
profusión de fotografías, ilustraciones y notas aclaratorias. Es más bien un
manifiesto. Una propuesta creativa. Y una llamada a la acción.
Lo que Alan Moore propone en este libro es una recuperación
de la magia por la vía de sacarla del armario en que la han encerrado las
sociedades secretas y toda su parafernalia de disfraces y envoltorios espurios,
cuando no la han secuestrado los secretismos afines a ideologías totalitarias.
Es decir, la propuesta de Moore tiene también -y sobre todo- un alcance
político. Se trata de recuperar la magia y otras disciplinas colaterales (la
gnosis, la filosofía oculta, la alquimia, la cábala, la psicogeografía)
sacándolas a la luz e integrándolas en una praxis vitalista, nietzscheana,
progresista, liberadora.
El planteamiento es sencillo. Hay que deslindar
definitivamente la magia de la religión y de la ciencia e identificarla con el
arte. Ya que la magia es arte del mismo modo que el arte es magia. Una y otro
consisten en producir algo que antes no existía (sacar un conejo de la
chistera, crear un artefacto cultural) con la pretensión de incidir en las
conciencias propias y ajenas.
Un arte muy cercano a la magia es la literatura,
concretamente la poesía; la combinación de letras y de palabras de cara a
producir efectos (la poíesis griega emparentada con la techne).
En este vídeo de ocho minutos y cuarto, Alan Moore expone su
posición sobre la magia:
El vídeo está extraído del documental de casi ochenta
minutos The Mindscape of Alan Moore, del año 2003. Está narrado en
primera persona y en él nuestro autor se presenta a sí mismo sin paliativos.
La vertiente política de la propuesta de Moore consiste en
plantear el conflicto no como una oposición entre capitalismo y socialismo,
sino como una oposición entre fascismo y anarquismo. Toda praxis
uniformizadora, incluida la magia, es fascista. Por el contrario, la apuesta
vitalista consiste en promover unas prácticas, incluida la magia, que
favorezcan una autoexpresión rica y variada en sus infinitas manifestaciones.
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