Así habló Zaratustra es uno de los
libros más conocidos de F. Nietzsche. Inspiró un poema sinfónico del mismo
título compuesto por Richard Strauss (cuyo comienzo popularizó la famosa
secuencia inicial de 2001, Una odisea del espacio, de Kubrick). Y es
también ese título aunque invertido el que ha elegido Nicolas Wild (n. 1977)
para su último cómic: Así calló Zaratustra.
Lo mejor de este cómic, a mi juicio, es que nos informa
acerca de una de las religiones más antiguas y a la vez más influyentes en la
historia: el zoroastrismo, si bien actualmente podría estar condenada a
desaparecer. Su lugar de origen es Persia, el actual Irán. Y el nombre de su
profeta es Zaratustra. Es el silenciamiento de esta religión en su lugar de origen lo que justifica el título elegido por Wild.
Y así, la novela está estructurada en tres partes cuyos
títulos corresponden a los tres miembros del lema de los zoroástricos:
"Buenos pensamientos. Buenas palabras. Buenas acciones".
La historia transcurre en la época actual, en el Irán
posterior a la revolución encabezada por Jomeini relatada en Persépolis.
Por otra parte, Así calló Zaratustra participa de esa
nueva mirada, entre ingenua y candorosa, aunque comprometida, que parece ser
común a ciertos autores hoy por hoy treintañeros. Pienso en nuestro Zapico y en
la Satrapi, por ejemplo. Es un poco el arte de contar historias serias en un
tono acaso desenfadado que no excluye un cierto sentido del humor y de la
ironía.
Este tono y esta mirada se reflejan incluso en el trazo
sumamente simplificado que sirve para dinamizar la lectura de esta entretenida
historia.
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