Salud y tebeos

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Mantened los ojos bien abiertos.
(Winsor McCay)

domingo, 9 de octubre de 2022

'Fatty', 'Lugosi': sobre Hollywood y sus juguetes rotos


Es una coincidencia feliz, si es que tal cosa existe, la yuxtaposición en la mesa de novedades de dos cómics que tienen en común algo más que esta mera circunstancia editorial. Se trata por un lado de Fatty. El primer rey de Hollywood, dibujado por Nadar (Pep Domingo) y Julien Frey, y por el otro de Lugosi. Ascenso y caída del Drácula de Hollywood, realizado al completo por Koren Shadmi (tres autores de origen no estadounidense, si bien Shadmi se naturalizó como tal hace años). De los vínculos temáticos que unen los dos tebeos, siendo tan diferentes en su factura y composición, no diré nada. Dejo que se aprecie en la lectura de ambos textos su especial sintonía. Sí prefiero referirme en esta entrada a otros aspectos, resultado de su expresión en cómic. 





Lo cierto es que tanto el actor y director de cine Roscoe Arbuckle, alias “Fatty”, como el actor Bela Lugosi (nacido en Lugosi, Hungría, pero de apellido paterno Blaskó) son criaturas mediáticas, no solo del celuloide. Sus biografías dan juego a numerosas producciones (artículos en diarios y revistas, emisiones de radio,y televisión, documentales, libros más o menos elaborados, conversaciones), muchas veces sensacionalistas, pero también otras veces seriamente documentadas. A este último tipo pertenecen Fatty y Lugosi. La forma historieta sirve a los autores de estos libros para exponer sendas historias en lenguaje gráfico, pero hay tras ellas un inmenso trabajo de investigación. No cabe duda de que la información que aportan estos tebeos puede ser encontrada en otros medios; sin embargo, la gracia estriba en construir, o mejor realizar unas obras gráficas que se disfrutan visualmente al tiempo que instruyen. El soporte tebeo, además, les da una disponibilidad peculiar, al no depender de artilugios tecnológicos para acceder a sus contenidos. Es una de las maravillas del cómic impreso que se suma a su valor estético. 














Ni Roscoe ni Bela fueron desde luego juguetes, pero Fatty y Lugosi sí. Fueron piezas (como agentes y como pacientes) de un engranaje que sacó partido de ellos y luego los abandonó. Estos dos tebeos presentan su rostro humano y, en su aspecto biográfico, se atienen al pacto de referencialidad establecido en estos casos con el lector. La no ficción predomina, o así lo parece, añadida a la ficción que supone toda representación por el hecho de serlo. 

No obstante, en la página de créditos de Lugosi se encuentra un texto en inglés referente a los derechos de propiedad de Humanoids, la editorial ubicada en Los Ángeles que ha publicado la obra original (la versión en español ha sido editada por Desfiladero) y cuyo final final es como mínimo sorprendente. Dice así: 
«La historia, personajes e incidentes mencionados en este libro son completamente ficcionales». 

Podemos, sin necesidad de recurrir al principio de caridad, interpretar esta cita como una invitación a entender el cómic como una superación de los límites de la realidad, por más que los hechos narrados no sean ficticios. No estoy muy seguro, con todo, de que en Lugosi sea este el caso, Con menor necesidad de recurrir al mencionado principio, la cosa suena a estrategia comercial pura y dura, endiabladamente sutil, pues unas líneas antes se lee en el mismo texto (en inglés): 

«Todos los personajes, la semejanza distintiva de los mismos y todos los indicios relacionados son marcas registradas de Humanoids Inc.» 
Habrá que esperar para descubrir el alcance de este aviso. 


Una maravilla, por cierto, la representación del amigo incondicional, Buster Keaton, en la historia de Fatty .


Así como la representación en Lugosi de Ed Wood, el último amigo del actor húngaro. 


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