Salud y tebeos

Salud y tebeos
Mantened los ojos bien abiertos.
(Winsor McCay)

domingo, 21 de marzo de 2021

Vidas cruzadas (3)

Las vidas cruzadas que recogen los tebeos referidos en las dos entradas anteriores florecieron durante el período de entreguerras (1918-1939). Previamente habían visto la luz pilares tan fundamentales para la cultura del siglo XX como fueron la fotografía, la historieta moderna y el cine, el psicoanálisis de Freud (prácticamente coincidente con la aparición del Little Nemo de Winsor McCay) y, en lo que ahora nos concierne, la emergencia de las primeras vanguardias artísticas tras el posimpresionismo: expresionismo, cubismo, futurismo... La fundación del Cabaret Voltaire en 1916 consagró el principio la révolution c'est moi y su plasmación en las vanguardias de entreguerras, con el dadaísmo, la nueva objetividad y el surrealismo en cabeza (en un sentido amplio, el grueso de Krazy Kat, de George Herriman, se dio en aquel momento interbélico). Tuvo así lugar por entonces la proyección política de las vanguardias, bien por activa mediante sus seguidores y cultivadores, bien por pasiva a través de su condena por los nazis y la prohibición consiguiente de lo que catalogaron como "arte degenerado". Las vanguardias dejaron de ser meramente artísticas por efecto y causa a la vez de sus articulaciones políticas. De un modo u otro, los cómics Kiki de MontparnasseEl Ángel DadáModottiUn verano insolenteLee Miller o Marcel Duchamp recogen diferentes aspectos de los indicados en este párrafo, igual que en Warburg & Beach se nos muestra la elusión del nazismo por la inteligencia. Pero de estos cómics citados, aquel que refleja de un modo más intenso la vinculación entre política, vida personal y vanguardia es la biografía gráfica de Tina Modotti llevada a cabo por Ángel de la Calle. 


Posteriormente, en Pinturas de guerra (2017), Ángel de la Calle ofreció otra muestra de la mixtura entre vanguardia artística y vanguardia política, y lo hizo además desplegando un nuevo marco de vidas cruzadas. Aquí De la Calle eleva el discurso y no se limita a realizar un biómic, sino una exposición del significado de la conexión entre vanguardias artísticas y acción política en el contexto de las dictaduras militares del Cono Sur a principios de los ochenta del siglo pasado, junto con otras subtramas en el escenario parisino de la época. [En la siguiente entrada: Arte y picana (Sobre 'Pinturas de guerra') me referí a esta magnífica novela gráfica.] 

Las vidas cruzadas de Pinturas de guerra son ficticias, pero verdaderas. El relato no se encuentra al servicio de una figura personal, como era el caso en los otros cómics citados arriba, sino de una dura situación político-cultural de calado histórico. No obstante, una parte significativa de esta novela gráfica está impulsada por la búsqueda de una biografía, la de Jean Seberg. La muerte de esta actriz en el interior de un coche, por cierto, recuerda de algún modo a la de Tina Modotti. 


La representación en cómic de la enorme nómina de vidas cruzadas referidas en los tebeos aludidos, en el contexto de las vanguardias artísticas del siglo XX, es deudora especialmente de una de esas vanguardias: la nueva objetividad. Es un movimiento favorecedor de la representación externalista de la historia del arte en lenguaje de historieta. 




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