La lectura de Primavera para Madrid, el tebeo reciente firmado por Magius, implica un proceso de reconocimiento progresivo de los personajes que aparecen en la trama, pues son un trasunto perfectamente identificable de personajes reales, conocidos entre nosotros por su presencia en los medios de comunicación, si bien no se trata de meras figuras mediáticas, sino de miembros activos de una compleja red político-económico-periodística vigente en nuestro país, o de componentes de lo que se conoce como "altas esferas". En concreto, Magius describe una trama que cubre prácticamente la segunda década de este siglo. Y esa es la fuente, por cierto, de un par de riesgos que el autor murciano asume. Por un lado, el de la posible caducidad de la historia que cuenta. Primavera para Madrid es un cómic muy elaborado, con un guion complejo y un arte de orfebrería, al que sin duda el autor le ha dedicado bastante tiempo. Y sería una lástima que la fugacidad de los acontecimientos narrados contagiase al tebeo mismo. Por otro lado, queda la duda de si para un lector alejado de los noticiarios el relato de Magius resultará comprensible. Aunque bien mirado, el primer riesgo, el de la caducidad, se soslaya fácilmente cuando nos percatamos de que el meollo del asunto descrito no es para nada efímero o transitorio, sino que es más bien estructural, por no decir perenne, en nuestro entorno político. En cuanto al segundo riesgo, el del conveniente conocimiento previo de lo que en el tebeo se trata, siempre le podemos dar la vuelta y, como sucede en mi caso por ejemplo, lamentar que nunca sabremos cómo debe de ser la lectura de Primavera para Madrid para alguien que viva en un mundo ajeno a la información que proporciona el relato.
Al acabar el tebeo de Magius nos encontramos, a manera de colofón, la siguiente nota:
«Primavera para Madrid es una obra de ficción, todas las empresas y sucesos que aparecen en este libro son inventados. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.»
Es esta nota lo que ha suscitado mi comentario presente, pues me ha hecho pensar en la paradoja de Epiménides el cretense, también conocida como la paradoja del mentiroso. ¿Qué pasa si nos tomamos en serio a Magius cuando afirma que toda su historia es inventada? Pues que la veracidad de su declaración se traslada a la de su relato de manera natural, por más que intentemos aceptar que este último es falso. ¿Pero qué ocurre si pensamos que el aserto del autor no es verdadero? Entonces, la historia de Magius se torna verdadera per se, pese a la falsedad que atribuimos a la afirmación del autor.
Todo esto puede parecer enrevesado, pero es una treta sin importancia, imperfectamente traída a colación aquí, para resaltar que, a diferencia del mensaje presente en tantas obras de ficción: «Basado en hechos reales», que no sirve sino para recordar al lector o espectador que se halla ante una obra de ficción, la declaración de Magius al final de su tebeo, por contrapartida, nos recuerda que lo que acabamos de leer es un relato basado en hechos reales. Claro que hay ficción en Primavera para Madrid, como la hay en toda representación que sustituye a la realidad para ser eso, una representación metafórica. Pero en el cuerpo de la historieta que nos ocupa, la invención se encuentra más en las suturas de la narración que en el contenido de la misma. El propio Magius califica su obra como 'códice'. Y a fin de cuentas, su contenido se encuentra, aunque desordenado o sin montar, en las hemerotecas, videotecas y demás depósitos de información referida a cierto periodo de nuestra historia reciente.
Este es el arte de Magius, la ordenación metafórica y narrativa mediante viñetas de ciertos capítulos ―tan grotescos como irritantes― de la realidad. La propina de Primavera para Madrid viene dada porque recuerda formalmente a los códices bizantinos.
Al acabar el tebeo de Magius nos encontramos, a manera de colofón, la siguiente nota:
«Primavera para Madrid es una obra de ficción, todas las empresas y sucesos que aparecen en este libro son inventados. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.»
Es esta nota lo que ha suscitado mi comentario presente, pues me ha hecho pensar en la paradoja de Epiménides el cretense, también conocida como la paradoja del mentiroso. ¿Qué pasa si nos tomamos en serio a Magius cuando afirma que toda su historia es inventada? Pues que la veracidad de su declaración se traslada a la de su relato de manera natural, por más que intentemos aceptar que este último es falso. ¿Pero qué ocurre si pensamos que el aserto del autor no es verdadero? Entonces, la historia de Magius se torna verdadera per se, pese a la falsedad que atribuimos a la afirmación del autor.
Todo esto puede parecer enrevesado, pero es una treta sin importancia, imperfectamente traída a colación aquí, para resaltar que, a diferencia del mensaje presente en tantas obras de ficción: «Basado en hechos reales», que no sirve sino para recordar al lector o espectador que se halla ante una obra de ficción, la declaración de Magius al final de su tebeo, por contrapartida, nos recuerda que lo que acabamos de leer es un relato basado en hechos reales. Claro que hay ficción en Primavera para Madrid, como la hay en toda representación que sustituye a la realidad para ser eso, una representación metafórica. Pero en el cuerpo de la historieta que nos ocupa, la invención se encuentra más en las suturas de la narración que en el contenido de la misma. El propio Magius califica su obra como 'códice'. Y a fin de cuentas, su contenido se encuentra, aunque desordenado o sin montar, en las hemerotecas, videotecas y demás depósitos de información referida a cierto periodo de nuestra historia reciente.
Este es el arte de Magius, la ordenación metafórica y narrativa mediante viñetas de ciertos capítulos ―tan grotescos como irritantes― de la realidad. La propina de Primavera para Madrid viene dada porque recuerda formalmente a los códices bizantinos.
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