La aparición de nuevos libros de Max (nombre de guerra de Francesc Capdevila Gisbert), aunque sean compilaciones, proporciona placer. Además, es un motivo o excusa para reconsiderar el conjunto de la obra del autor catalán (afincado en Mallorca).
El formato libro ofrece unicidad a una serie previamente divulgada. Y con ello, diferentes experiencias de lectura de esa serie se presentan a los ojos del lectoespectador (adopto la propuesta terminológica de Manuel Barrero) al ser este, el que lee y contempla la compilación, quien descubre asociaciones y matices inesperados que aportan mayor significación a las partes de ese todo y hasta al mismo todo. Esto es lo que ocurre con ¡Oh diabólica ficción!, una recopilación de tiras de Max cuyo grueso -que da título al libro- fue publicado quincenalmente en El País Semanal entre octubre de 2013 y marzo de 2015. Otros materiales completan el libro, unos de ellos inéditos, otros previos y otros expresos ad hoc. Algo parecido ocurría con Paseo astral, un cómic stricto sensu anterior de Max, cuyas planchas fueron un encargo de El País para ser expuestas en ARCO 2013.
El formato libro ofrece unicidad a una serie previamente divulgada. Y con ello, diferentes experiencias de lectura de esa serie se presentan a los ojos del lectoespectador (adopto la propuesta terminológica de Manuel Barrero) al ser este, el que lee y contempla la compilación, quien descubre asociaciones y matices inesperados que aportan mayor significación a las partes de ese todo y hasta al mismo todo. Esto es lo que ocurre con ¡Oh diabólica ficción!, una recopilación de tiras de Max cuyo grueso -que da título al libro- fue publicado quincenalmente en El País Semanal entre octubre de 2013 y marzo de 2015. Otros materiales completan el libro, unos de ellos inéditos, otros previos y otros expresos ad hoc. Algo parecido ocurría con Paseo astral, un cómic stricto sensu anterior de Max, cuyas planchas fueron un encargo de El País para ser expuestas en ARCO 2013.
Lo mismo sucede con Cien sillones y pico, una recopilación de ilustraciones realizadas por Max entre enero de 2008 y septiembre de 2014 para la sección 'Sillón de orejas' de Babelia. De los 349 dibujos realizados por Max al efecto, esta compilación también publicada recién selecciona y reúne "ciento y pico" de tales dibujos. El formato de libro, de nuevo, presenta una cierta unidad conceptual y formal que permite al espectador descubrir conexiones entre las imágenes y avanzar entre tránsitos significativos. Algo parecido, igualmente, ocurría con Espiasueños (2003), una recopilación de ilustraciones de Max que abarca los años 1973-2003.
Da juego la ocasión de estas dos novedades editoriales (¡Oh diabólica ficción! y Cien sillones y pico) para referir, entre otras posibles disquisiciones, esa doble faceta presente en la obra de Max: la del autor de historieta y la del ilustrador. El quid de la cuestión, en concreto, estriba en si estamos ante un autor de tebeos que se gana a menudo la vida en el ámbito de la ilustración; si, por el contrario, Max es un ilustrador al que le da en ocasiones por realizar historieta; o si, finalmente, el tebeo y la ilustración son, en el caso de Max, dos hermanos siameses con una sola cabeza y manos, las del autor en cuestión.
Lo destacable, en mi opinión, es que estas tres opciones no son excluyentes, sino complementarias. Son las tres verdaderas. Si bien yo entiendo que en la médula de Max prevalece el tebeo. Es algo evidente en sus ilustraciones.
Lo destacable, en mi opinión, es que estas tres opciones no son excluyentes, sino complementarias. Son las tres verdaderas. Si bien yo entiendo que en la médula de Max prevalece el tebeo. Es algo evidente en sus ilustraciones.
Y es algo evidente, también, en cada una de sus páginas de viñetas.
Desde luego, el "Continuará" -la obra realizada por entregas- es un rasgo quizá suficiente, pero no necesario para conferir a un trabajo gráfico, con texto o sin él, el carácter de historieta o tebeo. Es una forma tradicional de concebir y realizar la labor del autor de cómic, debido sin duda a factores externos tales como las condiciones de edición y publicación, La irrupción de la actual novela gráfica ha modificado esas condiciones, pero no ha eliminado el tebeo realizado a base de "Continuará". El hecho de que las dos novedades de Max sean compilaciones de entregas anteriores refuerza la tesis de que la historieta se encuentra en la mandorla de este autor.
Desde luego, el "Continuará" -la obra realizada por entregas- es un rasgo quizá suficiente, pero no necesario para conferir a un trabajo gráfico, con texto o sin él, el carácter de historieta o tebeo. Es una forma tradicional de concebir y realizar la labor del autor de cómic, debido sin duda a factores externos tales como las condiciones de edición y publicación, La irrupción de la actual novela gráfica ha modificado esas condiciones, pero no ha eliminado el tebeo realizado a base de "Continuará". El hecho de que las dos novedades de Max sean compilaciones de entregas anteriores refuerza la tesis de que la historieta se encuentra en la mandorla de este autor.
Esta condición siamesa que hermana el tebeo y la ilustración bajo un mismo autor la encontramos por ejemplo en Javier Mariscal. Solo que, en este caso, avatares diversos han llevado a Mariscal a desarrollar más su actividad como ilustrador y en el ámbito del diseño. Pero ahí están Los Garriris, esa cumbre del cómic por donde se mire.
De igual modo, Joost Swarte, quien comparte afinidades con Max, presenta esa doble condición siamesa. Aún más relevante para lo que intento mostrar es el caso de Ever Meulen, un ilustrador ente todo que sin embargo ocupa un lugar importante en la historia del cómic en general y de Max en particular.
Hablamos de ilustraciones potentes que transmiten historias, pero también de viñetas secuenciales realizadas mediante dibujos radiantes.
Tomo el adjetivo "radiante" de Pere Joan, quien explica lo que entiende por tal asociado al sustantivo "gráfica" ("gráfica radiante") en el número 12, página 96, de la revista Nosotros Somos Los Muertos. (De hecho, este rótulo, Gráfica Radiante, aparece en la portada de los números 8 al 15 de NSLM, esto es, en la segunda época de la extinta revista.) Escribe Pere Joan como resultado de su explicación de "radiante":
"... Finalmente, nada más apropiado para resumir la actitud de los creadores gráficos que pululan en las páginas de NSLM. Partir desde las raíces del medio Historieta (radicales por tanto), pero dispuestos a sobrepasar sus límites en las direcciones posibles (radiantes). ..."No estará de más, para culminar, apuntar que, junto a Pere Joan, la otra alma mater de Nosotros Somos Los Muertos fue precisamente Max. La expresión o sintagma Gráfica Radiante condensa el carácter bifronte de la obra de Max (entre otros). Lo dejaremos de momento así.
En realidad, el placer al que aludo al comienzo de este post es más que doble, pues ante los trabajos de Max el lector encuentra un goce estético que suscita una cierta reflexión filosófica expuesta según los cánones del tebeo.
(Continuará.)
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