Largo Winch, del belga Jean Van Hamme (n. 1939), es
un buen ejemplo de bande dessinée (BD) o cómic francobelga seriado, de
género -de aventuras en este caso-, publicado en álbumes de cuarenta y ocho páginas
en color y con tapa dura o cartoné (48CC) -que es el formato habitual en este
tipo de cómic- y con un tremendo éxito de ventas. Es muy entretenido y está
bien realizado, como corresponde a un producto de esas características. Y en
tanto que orientado al entretenimiento puro, es normal que el tebeo Largo
Winch tenga plasmaciones en cine, en televisión y hasta en videojuegos.
Si aplicáramos el esquema de interpretación flujo/reflujo a
la historia del cómic, al menos al europeo, diríamos que Largo Winch corresponde a un momento de reflujo, después de las experiencias vanguardistas
del cómic francés surgido tras "el-sesenta-y-ocho", a través de
revistas como la emblemática Métal Hurlant y À Suivre. Un nuevo
flujo lo aportaría de nuevo en este ámbito la editorial L'Association al
superar con sus obras el formato 48CC y todas las características asociadas al
mismo.
Ahora bien, esta consideración de Largo Winch no
significa que sea una obra menor para nada. En principio, los formatos no son
aprioris que deciden de antemano la calidad de un producto.
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