Salud y tebeos

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Mantened los ojos bien abiertos.
(Winsor McCay)

sábado, 2 de octubre de 2021

Entre Crumb y Pazienza: Mediavilla

«La politoxicomanía es un mundo, una lengua, un léxico exclusivo...» 
La cita procede de "La aventura interior", el prólogo de Rubén Lardín que precede a Juan Jaravaca, una recopilación de las historietas que Juanito Mediavilla dibujó y escribió para la revista El Víbora entre 1987 y 1991, más algún extra, y que acaba de editar ahora La Cúpula. Y desde luego mucho léxico, mucha lengua, y también mucho mundo encontramos en el tebeo de Mediavilla. Un mundo interior dibujado.  


Sorprenden visualmente los picados de Jaravaca y otras curiosidades, como viñetas de solo texto, de subidón, la flexibilidad del señor Fantástico, la expresividad y los zapatones de Crumb... 


La sintonía con Pazienza no es tan visible, pero se detecta de inmediato al comenzar a leer las imágenes (pues a fin de cuentas en el cómic todo son imágenes). El mismo Lardín prologó Corre, Zanardi, el tebeo de Andrea Pazienza publicado por Fulgencio Pimentel en 2018, y le puso como título "El rayo en el corazón". En el corazón y en la cabeza, digo yo pensando en Mediavilla. 


Pero las sorpresas de Juan Jaravaca no son solo visuales (Crumb) o de concomitancia (Pazienza). Afectan al sentido de una voz que, sin salirse de su marco, expresa, mediante un entrelazamiento de dibujos y palabras, un tremendo solipsismo que configura una inmensa viñeta, como un multimarco único. Sería ridículo describir a Mediavilla como un Crumb o un Pazienza castizo, pues castizos bien mirado somos todos. Lo de Mediavilla es una voz dibujada, tan única y tan personal, como la de esos otros dos solipsistas singulares que fueron el estadounidense y el italiano. Lo llamamos underground, pero el nombre es lo de menos. Es cómic del bueno. 



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