La novela gráfica Pagando por ello (2011), del canadiense Chester Brown, no recoge simplemente las "memorias en cómic de un putero", pese a la leyenda de su portada. La autoexposición del autor en esta obra rebasa los límites de la confesionalidad (lo cual, por cierto, suele ser habitual en la literatura confesional) al introducir un discurso de calado político. Brown defiende ante la prostitución en Pagando por ello una postura que reivindica no su regulación, sino su descriminalización y, por ende, su normalización. Obviamente, se refiere a la prostitución entendida como un libre acuerdo entre adultos consentidores que pactan mantener relaciones sexuales a cambio de dinero o beneficio económico. Y en tanto que niega el intervencionismo público en nombre de la libre autonomía individual, el estilo de esta reivindicación conecta con posiciones libertarianas (del libertarianism o liberalismo libertario).
Como es característico en los tebeos de Chester Brown, la parte gráfica de Pagando por ello va seguida de epílogo, apéndices y un amplio cuerpo de notas. En este apartado, Brown explica con claridad su postura, introduce discusiones, perspectivas contrarias, bibliografía... Da muestras en fin de una reflexión rigurosa y documentada.
Ahora, en cuanto al alcance y significación de sus tesis, Chet Brown va más allá con María lloró sobre los pies de Jesús (2016). Pues en esta nueva obra relaciona su concepción libertariana de la prostitución nada menos que con un cristianismo primigenio (prepaulino), auténtico, entendido como religión del amor.
Lo primero que viene a la mente ante la presencia de María lloró... es la obra Génesis, de R. Crumb. Cabe decir mucho acerca de la impronta crumbiana en Chester Brown. Incluso la Introducción de Pagando por ello está escrita y firmada por Crumb. En lo que respecta a María lloró..., Chet Brown es pródigo de nuevo al incluir tras las historias gráficas del libro un Apéndice y numerosas notas explicativas y aclaratorias. Y aunque son diversas las fuentes bibliográficas y gráficas citadas por Brown en el capítulo de Agradecimientos, escribe el autor (p. 190):
"Probablemente Robert Crumb sea el mejor dibujante de cómics del mundo y su GÉNESIS (2009) es su obra maestra. Desde luego es la mejor adaptación de material bíblico que conozco."
Sin embargo, hay una diferencia fundamental entre Génesis y María lloró sobre los pies de Jesús. Mientras Crumb realiza en su Génesis una transliteración a lenguaje de cómic del primer libro de la Biblia (y de La Torá judía o Pentateuco cristiano), sin más -y sin menos-, Brown establece unas tesis en María lloró... a partir de ciertas hipótesis inspiradas en su lectura de los textos sacros y otras fuentes. Esa es la diferencia. Aunque bien podemos añadir que si Crumb visibiliza los contenidos del Génesis representándolos, incluidas las numerosas genealogías que ese libro detalla, Brown visualiza sus propias hipótesis a cuenta de una sola genealogía, la de Jesús (según San Mateo). La sombra de Crumb, como bien sabemos, es larga y ancha.
No es cuestión de destripar en esta entrada el contenido de las hipótesis y tesis de Brown. El placer del lector en directo es insustituible, en especial cuando acompaña al descubrimiento. Sí me gustaría señalar un par de aspectos referidos al autor canadiense que enmarcan al menos mi lectura de esta ficción no ficticia que es María lloró sobre los pies de Jesús.
A pesar de lo sorprendente de las hipótesis que alimentan este cómic de Chet Brown, él se considera una persona religiosa. Más bien espiritualista, acaso. Dice así en el Apéndice de María lloró... (p. 186):
"Sea o no cristiano, lo que sí soy es una persona religiosa. Una persona cuya fe en el materialismo seglar cree que la consciencia nace de la materia, mientras que quienes somos religiosos diríamos que la materia nace de la consciencia."
Es palmario que en este texto hay un error de traducción o de composición, aunque su sentido es claro. No obstante, en una nota posterior (p.262) añade Brown al respecto:
"Hay al menos otra posibilidad: el que la consciencia y la materia hayan coexistido siempre. Si al lector se le ocurre alguna otra, por favor que me lo haga saber."
Se trata, pues, de una opción espiritualista: la consciencia es ontológica y cronológicamente anterior a la materia. Si bien, en mi opinión, el espiritualismo filosófico no tiene por qué implicar necesariamente a Dios (in spite of George Berkeley).
Brown se considera, con todo, religioso en un sentido propio. Dado el contexto cultural occidental, no es extraño que la religión que inspira el posicionamiento de este autor sea el monoteísmo de raíz judeocristiana. Hay de hecho una versión personalizada del cristianismo por parte de Brown. Una versión que le permite compatibilizarlo con su concepción de la prostitución y en el límite con su libertarianismo. Dice así el autor en la p. 185 de María lloró..., lo cual no deja de ser una opinión respetable:
"Normalmente tiene sentido seguir las leyes del país en que se está, pero eso no tiene que ver con Dios. Dios nunca ha pedido que sigamos ley alguna. Él (o ella) nos aconsejó mediante Jesús: cuanto más ames, mejor será tu vida. El mensaje de Jesús es mucho más que eso, claro, pero este es su elemento principal."
Estas son algunas de las tesis de Chet Brown. Para conocer el resto, así como las hipótesis que las sustentan, recomiendo la lectura y disfrute de María lloró sobre los pies de Jesús.
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