Salud y tebeos

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(Winsor McCay)

domingo, 19 de junio de 2016

La línea turbia de Alberto Breccia. (1) La representación borgesiana

Digo línea turbia por contraste con la línea clara de acá, pero en realidad el trabajo de Alberto Breccia (1919-1993) acaba siendo más luminoso y brillante -y más permanente- que muchas de las historietas de inspiración francobelga en general y de la Escuela de Bruselas, en particular.

Más que escuelas, lo que hay son autores individuales, por mucho que participen a menudo de influencias comunes, de geografías o de un Zeitgeist particular. Así, la comparación entre la línea clara aludida y la línea turbia o sombría de A. Breccia habría de hacerse uno por uno, autor por autor (y nos sorprenderíamos, por ejemplo, ante las Ideas Negras de André Franquin, de la Escuela de Marcinelle, que certifican la confluencia de los extremos). Pero de un modo genérico, la diferencia entre ambas líneas es obviamente evidente. El estilo distinto en el tratamiento del trazo, la luz, el dibujo, la composición de la historia entera en las dos líneas revela ante todo distintas maneras de anclarse el artista en la realidad, distintas disposiciones humanas ante lo real.

No es sencillo, con todo, encontrar una vía de acceso que englobe la riqueza dilatada de los trabajos de Breccia. Haría falta una especie de aleph, un punto de vista capaz de albergar tantos puntos de vista como son los que aúna la obra de 'el Viejo' (como Brueghel, así apodado Alberto para distinguirlo en principio de su hijo Enrique y de sus hijas Patricia y Cristina, dibujantes también). Y bueno, se me ocurre ahora utilizar esta sugerencia de El aleph para referir una de las vías de acceso a Breccia, esto es, la que relaciona al artista argentino (de origen uruguayo) con el escritor también argentino Jorge Luis Borges, rioplatenses al cabo los dos.

A fin de cuentas, Breccia ha sido descrito alguna vez como 'el más borgesiano de los dibujantes'.


Lo primero que salta a la vista en este respecto es la intervención de Borges en calidad de personaje de la saga Perramus (1982-1989). Dicha aparición es debida a un guion sorprendente de Juan Sasturain, pero la fiel representación gráfica del escritor porteño en Perramus es obra de Breccia.

De alguna manera, el planteamiento y la ejecución de Perramus sugieren que haría falta de nuevo un aleph para dar cuenta de las múltiples facetas que la obra contiene, para percibir sus variados sentidos. En lo que ahora nos ocupa, el Borges que interviene en las tramas de Perramus es el Borges modelado por Sasturain, quien ofrece algo así como un ajuste de cuentas con la figura del escritor de Ficciones (un título convertido en Fricciones por obra y gracia del guion) a través de un juego escénico tan imaginativo como imaginario. (No son imaginarias, en cambio, las tremendas alusiones políticas explícitamente presentes sobre todo en las tres primeras series de la saga en el contexto de las dictaduras militares latinoamericanas y la intervención de "los amigos del norte".) Por su parte, la representación de Borges operada por Breccia en esta obra conserva, por así decir, ese realismo expresionista presente tanto en las narraciones del escritor ("el maestro") como en las viñetas de su dibujante.

Nos alejaríamos mucho del propósito e intención de este post si abordáramos la cuestión de la argentinidad, si es que esta existe -más como tendencia que como esencia-, manifestada en los tebeos de allí. En el caso de Perramus, el guion de Sasturain recoge elementos tan argentinos como las gabardinas o pilotos de la marca Perramus ("El piloto del olvido" es el título de la primera serie de las cuatro que componen la saga), Jorge Luis Borges, el truco (homenaje a El Eternauta), Carlos Gardel ("Diente por diente" se titula la cuarta serie, donde el objetivo es recomponer la sonrisa del zorzal criollo), etc., todos ellos suficientes para plantear el debate acerca de la identidad nacional. Es este un asunto recurrente y magistralmente expuesto por Muñoz y Sampayo en su Carlos Gardel. También en Ciudad, de Giménez y Barreiro, se encuentran referencias a El Aleph y a Juan Salvo, El Eternauta. Es materia para otra ocasión, u otras, esto de las identidades nacionales, que vienen a funcionar un poco a la manera de las identidades de género, y su plasmación en las artes.


En otro sentido, A. Breccia es un dibujante borgesiano en la medida en que así lo reflejan sus trasposiciones a historieta de narraciones fantásticas o extraordinarias (de Poe, de Lovecraft, de Sabato, de Papini, de Quiroga, del mismo Borges...).

Hay sobre todo un regusto borgesiano en al trabajo de Breccia en lo que atañe a la estética, quiero decir. Es materia, también, para otra ocasión.

Cerraré esta entrada con un soneto de Hernán Martignone que he encontrado [aquí]. Está inspirado en "El remordimiento" de Borges y a propósito de "El piloto del olvido", nombre de la primera serie de Perramus.

El piloto del olvido

He cometido el peor de los pecados
que un hombre puede cometer: he sido
cobarde. Que los mares del olvido
me ahoguen y me beban desahuciados.

Los mariscales juegan con su fuego
a soñar un debut sin despedida,
porque no ven que incluso el peor ciego
aprende a ver la sombra de su herida.

Y con las botas puestas o depuestas
o con la sangre en los zapatos rojos,
nos cambian de calzado las propuestas

y la misma oquedad queda en los ojos.
No me abandona, siempre está conmigo
la culpa que es mi nombre y es mi abrigo.

Hernán Martignone

Dejo también esta maravilla:

https://redaccion.lamula.pe/2013/11/10/cuando-el-dibujante-del-eternauta-ilustro-los-cuentos-de-borges/danielavila/

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