Jaques Tardi emergió con sus historietas después del
'sesenta-y-ocho' francés (su primera publicación es de 1970). Lo mismo sucedió
respecto a otros autores. Ya veíamos en otros posts el punto de inflexión que supuso en
la historia del cómic la irrupción de una nueva generación de historietistas de
nuevo cuño que aportaban un nuevo lote existencial y vital, en consonancia con
la era del desarrollo postbélico.
En el caso de Francia, sin entrar ahora en el valor político
de la revuelta del sesenta y ocho, lo cierto es que ese brote más o menos
revolucionario conectaba con una tradición parisina de insurrecciones. Cuando
se habla de la Revolución Francesa suele pensarse en la primera, esto es, la
iniciada en julio de 1789. Pero hay más. Todo el siglo XIX está salpicado por
una sucesión de revoluciones en Francia (1820, 1830, 1848, 1871) que acaso
pueden ser interpretadas como picos de una misma Revolución: contra el Antiguo
Régimen en el más amplio sentido. La historiografía suele afirmar que esos
procesos culminaron con la Primera Guerra Mundial. Pero ahí está el mayo
francés de 1968...
La de 1871 es quizá la menos conocida de las revoluciones
francesas. Es la de la Comuna de París. Duró apenas nueve semanas. Y aunque
suele silenciarse incluso en los Liceos de allí, es también la insurrección que
más atrae a más de uno, debido a sus propias características. La revolución de
les communards no se inscribe en el denominado 'ciclo de las
revoluciones burguesas', como sí lo hacen las anteriores del diecinueve. Fue un
estallido de corte socialista y anarquista, de cuando aún esas dos corrientes
(socialismo y anarquismo) no se habían separado. Ardió París. Fue brutalmente
sofocada. Dejó un luminoso recuerdo.
No es extraño, entonces, que una de las grandes obras de
Tardi, El grito del pueblo, consista en la transposición al lenguaje del
cómic de una novela del mismo título de Jean Vautrin. Los sucesos
novelescos que narra esta obra, tanto en la versión sin imágenes de Vautrin como
en la gráfica de Tardi, transcurren en paralelo a los sucesos históricos de La
Comuna. Y se dan en los mismos espacios y tiempos.
El grito del pueblo no es solo una magnífica lección
de Historia. Es también un legado gráfico impresionante.
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