Salud y tebeos

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(Winsor McCay)

martes, 9 de diciembre de 2014

La llamada de la Revolución: El grito del pueblo

Jaques Tardi emergió con sus historietas después del 'sesenta-y-ocho' francés (su primera publicación es de 1970). Lo mismo sucedió respecto a otros autores. Ya veíamos en otros posts el punto de inflexión que supuso en la historia del cómic la irrupción de una nueva generación de historietistas de nuevo cuño que aportaban un nuevo lote existencial y vital, en consonancia con la era del desarrollo postbélico. 

En el caso de Francia, sin entrar ahora en el valor político de la revuelta del sesenta y ocho, lo cierto es que ese brote más o menos revolucionario conectaba con una tradición parisina de insurrecciones. Cuando se habla de la Revolución Francesa suele pensarse en la primera, esto es, la iniciada en julio de 1789. Pero hay más. Todo el siglo XIX está salpicado por una sucesión de revoluciones en Francia (1820, 1830, 1848, 1871) que acaso pueden ser interpretadas como picos de una misma Revolución: contra el Antiguo Régimen en el más amplio sentido. La historiografía suele afirmar que esos procesos culminaron con la Primera Guerra Mundial. Pero ahí está el mayo francés de 1968... 

La de 1871 es quizá la menos conocida de las revoluciones francesas. Es la de la Comuna de París. Duró apenas nueve semanas. Y aunque suele silenciarse incluso en los Liceos de allí, es también la insurrección que más atrae a más de uno, debido a sus propias características. La revolución de les communards no se inscribe en el denominado 'ciclo de las revoluciones burguesas', como sí lo hacen las anteriores del diecinueve. Fue un estallido de corte socialista y anarquista, de cuando aún esas dos corrientes (socialismo y anarquismo) no se habían separado. Ardió París. Fue brutalmente sofocada. Dejó un luminoso recuerdo. 


No es extraño, entonces, que una de las grandes obras de Tardi, El grito del pueblo, consista en la transposición al lenguaje del cómic de una novela del mismo título de Jean Vautrin. Los sucesos novelescos que narra esta obra, tanto en la versión sin imágenes de Vautrin como en la gráfica de Tardi, transcurren en paralelo a los sucesos históricos de La Comuna. Y se dan en los mismos espacios y tiempos.

El grito del pueblo no es solo una magnífica lección de Historia. Es también un legado gráfico impresionante. 


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