Suele afirmarse en el ámbito de la música clásica que un
buen número de las mejores misas católicas fueron compuestas por un
protestante, J. S. Bach. De igual modo, podría acabar aceptándose que, en el
ámbito de la ilustración, una de las mejores y más fieles plasmaciones del
Génesis, el libro fundacional de las tres religiones monoteístas
predominantes, se debe a la pluma de Robert Crumb, un autor que hasta ahora con
lo que menos podría ser identificado es con las versiones formales de las religiones
del libro.
Nos estamos
refiriendo a Robert Crumb's The Book of Genesis (2009).
Lo que acomete R. Crumb en Génesis, el título en español
de esta obra, es un trabajo en cierto modo titánico. Es nada menos que una
transliteración ilustrada, fidelísimamente, de los cincuenta capítulos de que
consta "El Génesis", el primer libro de la Torá, del Pentateuco, de
nuestra Biblia.
Hablamos de Crumb, es decir, de uno de los padres fundadores
de la mirada underground que renovó sin miramientos el lenguaje del
cómic a partir de los años sesenta del pasado siglo. Y hablamos del Génesis,
una de las fuentes de todas las fuentes. La combinación de estos dos elementos
puede parecer chocante, pero no lo es en absoluto. R. Crumb es un defensor del
naturalismo, un tanto manierista si se quiere. Y si algo es propio de la
literatura del Génesis es precisamente lo mismo, un naturalismo aquí
exageradamente manierista. Es como si este primer libro sagrado de nuestra
historia hubiera estado esperando a que la plumilla de Crumb desvelara sus
secretos al gran público.
13.05.2013
Lo que convierte Génesis, de Robert Crumb, en una
obra absolutamente singular es que se trata de una ilustración completa del
libro completo del Génesis. Como el mismo Crumb afirma en la Introducción:
... he intentado lo mejor que he podido reproducir todas
y cada una de las palabras del texto original, extraído de diversas
fuentes...
Y de hecho, en la página de créditos de la edición
castellana de este Génesis de Crumb se nos indica:
Para la traducción de este libro se ha llevado a cabo una
adaptación libre de la traducción del hebreo del Génesis realizada por Eloíno
Nácar Fuster y Alberto Colunga.
He ido a buscar mi ejemplar de la Biblia
"Nácar-Colunga" que me regaló mi padre en su momento y es cierto.
Prácticamente coinciden ambos textos desde la primera hasta la última palabra.
Lo cual significa que leer Génesis de Crumb es una manera de leer
íntegramente el libro "Génesis" de la Biblia.
Y eso es lo que más sorprende de esta obra maestra de Crumb.
Dejo como muestra el episodio de las hijas de Lot (Gén. 19,
31-36):
18.05.2013
A veces la mejor manera de sacar a la luz lo que un libro,
sea o no sagrado, esconde es simplemente reescribirlo tal cual. Máxime si el
libro en cuestión ha sido de difícil acceso durante siglos, como es el caso del
Génesis.
La reescritura del Génesis por parte de Crumb es una transposición: del lenguaje alfabético
al lenguaje icónico. Nunca se había realizado de un modo tan completo.
Este planteamiento secular del Génesis que ha consistido en
ocultar lo visible, junto con la estrategia de Crumb que consiste en mostrar lo
evidente, recuerdan un poco el misterio
de "La carta robada", ese relato genial que escribió Edgar Allan Poe.
También son interesantes las notas a cada capítulo con que
el propio Crumb enriquece su obra al final del libro. En ellas ofrece, entre
otras cosas, una lectura que atenúa la clásica visión del Génesis y de la
cultura a la que éste pertenece en términos de patriarcado. Crumb aporta
curiosos apuntes acerca de la filiación matrilineal que pudiera haber estado
presente en las genealogías descritas en el libro. Y con ello el historietista
desvela una complicidad con el discurso femenino que va más allá de los tópicos
al uso que a menudo le reprochan muchas feministas. Mis problemas con las
mujeres es uno de los títulos bien conocidos de Crumb. Pero nunca nadie ha
dicho que las relaciones con las mujeres fuera una tarea sencilla para los
hombres. Lo mismo que sucede al contrario.
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