Muchos conocimos a Joost Swarte por ser el ilustrador de la
edición setentera de Los Papalagi. Y es cierto que a primera vista
econtrábamos un aire de familia como mínimo entre los dibujos del artista
holandés y los tebeos de Tintin.
En 1977 Swarte creó la expresión De Klare Lijn -traducida al francés como la ligne claire y de ahí al español línea
clara- para referir un estilo de cómic propio que él mismo remitió a
Georges Remi. El hecho es que el término hizo fortuna y pasó a asociarse al
tebeísmo francobelga con Hergé a la cabeza. Y con ello, la línea clara se
identificó con un cómic infantiloide, cuando no con un estilo pijo.
Sin embargo, la obra
de Joost Swarte no es ni infantiloide ni pija. Más bien al contrario.
Reventando las categorías y las clasificaciones simplonas,
la línea clara de Swarte es pura historieta underground. El estilo, el color,
el trazo y las formas se alejan aquí del clásico underground estadounidense
(Crumb, Shelton et al), pero el aliento que late en las viñetas de
Swarte es fácilmente identificable con la corriente subterránea que acabó por
modificar el mundo de los cómics contribuyendo a su definitiva mayoría de edad.
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