Pagando por ello es un libro de 280 páginas con un
solo tema: la prostitución femenina vista desde la óptica de un usuario. No
todo el libro es novela gráfica. Tras las historietas que se suceden, hay unas
cincuenta páginas escritas (sin ilustraciones) que contienen un epílogo,
veintitrés apéndices y un cuerpo de notas; todas ellas dedicadas a razonar y
exponer detenidamente el punto de vista del autor al respecto.
Obviamente, Pagando por ello se inscribe en el género
autobiográfico tan del agrado de muchos historietistas actuales. El sujeto de
la historia que se cuenta es el mismo sujeto que cuenta la historia. Chester
Brown se dibuja y nos muestra en su libro a Chester Brown.
No hay apenas erotismo en el libro. La cosa consiste en una
fría y contundente defensa de la descriminalización del hecho de que dos
adultos concierten una relación sexual pagando uno de ellos un precio. Nótese
que Brown no defiende la regulación de ese hecho, sino simplemente su descriminalización.
Como suele suceder en los alegatos, tras la un tanto
fatigosa exposición monotemática de Chester Brown se ventila otra cosa. El
libro va más allá de lo que dice. La prostitución es un tema muy concreto y a
fin de cuentas no todo el mundo está interesado en él. Pero sí que es
universal, apetecida por todos, la libertad.
Y ahí está la clave de este extraño libro. Pagando por
ello expone una concepción ultraliberal de la sociedad. Los Estados, los
gobiernos, solo deben intervenir en las relaciones sociales a la hora de
proteger la libertad y, por encima de todo, la propiedad. Es el programa de los
libertarianos americanos.
Por otra parte, llaman la atención la sinceridad y
honestidad, junto con la frialdad emotiva de Chester Brown a la hora de
escribir y dibujar Pagando por ello.
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