Salud y tebeos

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Mantened los ojos bien abiertos.
(Winsor McCay)

miércoles, 29 de noviembre de 2023

'Planeta' en el planeta de Berkeley


Planeta es el nuevo tebeo de Ana Oncina. Es un relato sumamente entretenido con principio, medio y fin. No sé si ella lo sabe, pero la historia que cuenta parece una de las ilustraciones posibles del solipsismo de Berkeley, el filósofo irlandés de los siglos XVII y XVIII. Pero Planeta, insisto, no es desde luego un argumento, sino un cómic bastante bueno. 

El argumento de Berkeley es más o menos como sigue. Todo lo que percibimos son representaciones mentales o ideas, y no podemos afirmar fehacientemente que exista nada fuera de estas representaciones y de la mente que las contiene. Es el denominado solipsismo. Ha de haber siempre alguna mente que garantice la existencia de la realidad. ¿Y cómo podemos, entonces, afirmar la existencia de nosotros mismos? Porque somos ideas en la mente de Dios. Hasta aquí el razonamiento de Berkeley, que por cierto no deja claro cómo se sabe de la existencia de Dios en tanto que no es un ser percibido por nuestros sentidos¹. 

De alguna manera, la realidad virtual reproduce este razonamiento. La mente que recibe y es consciente de todas las interconexiones sensoriales ―en una situación de pentasensorialidad― es la del sujeto que vive la experiencia virtual. Por su parte, la mente que garantiza la existencia de esas percepciones es el software del ordenador que las emite. A su vez, la existencia del ordenador remite a otras mentes dentro del sistema de la realidad virtual, pues no se puede afirmar fehacientemente que exista otra realidad fuera de ese sistema, en la medida en que ahí solo existe lo que es percibido por el sujeto que vive la experiencia virtual. Postular la realidad de cualquier otro ser exterior al sistema sería como inferir la existencia de Dios en el pensamiento berkeleyano. 

Planeta, el tebeo de Ana Oncina, transcurre en dos tiempos, uno presente y otro futuro. En él intervienen inteligencias artificiales y una realidad virtual. En esa medida, junto a su interés como cómic, Planeta habita en el planeta de Berkeley. 
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(1) Sí que aporta Berkeley (en el Tratado sobre los principios del conocimiento humano I, § 29) una prueba indirecta o por inferencia ―no un conocimiento directo― de la existencia de Dios, pero no termina de ser convincente. 


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